Cuatro: favor

375 32 0
                                    

Aun no puedo creer que vaya a hacer esto, que me vaya a unir oficialmente con la mujer que amo. Fue el día más feliz de mi existencia cuando me dijo que esperaba un hijo mío, tanto como la primera vez que la vi. Sabía que estaba violando las leyes al acercarme demasiado a ella y hasta desarrollar sentimientos por una esclava pero por mucho que lo intentara no podía evitar perderme en su tímida sonrisa y desbordarme de alegría cada vez que me hablaba y rozaba su piel con la mía.

Sin darme cuenta me fui enamorando de una joven de 16 años, de mi esclava. No me atrevía a decírselo pues temía que nuestros sentimientos no fueran mutuos. Cuan equivocado estaba cuando me dijo esa noche sus sentimientos hacia mi, la profunda alegría que le provocaba con solo verme y el gran temor que sentía cada vez que salía en alguna misión. Quedé pasmado ante su confesión no podía creer que en verdad me amara tanto como yo a ella.

Aun puedo sentir la tibieza de sus labios y lo eterno que fue ese pequeño beso en aquella noche. Indiscutiblemente había quebrantado las leyes y sabía muy bien las medidas que se debían tomar pero no podía ni iba a permitir que lastimaran a milk. Entonces concluí que comunicarle a vegeta de mi situación seria lo mejor, él debía ser el primero en saberlo aunque se enfureciera por habérselo ocultado. Desde que lo conocí lo consideré mi amigo y por ello no quería cargarlo con mis problemas, él ya tenía bastante con la reciente muerte de su padre y los asuntos del reino. Pero si alguien descubría sobre el estado materno de milk la matarían en el acto, prefería mil veces recibir el cabal odio de mi amigo que ver morir a mi mujer.

Decidí decirle la verdad una semana después de enterarme que iba a ser padre. Los nervios estaban matándome y la incertidumbre acababa conmigo. Cuando terminé de decirle todo, su mirada de decepción era como una daga en el corazón, fue como lo esperaba pero peor de lo que imaginé. Me tomó enteramente por sorpresa cuando me dijo que no era necesario que muriera alguien, bueno esas no fueron exactamente las palabras que pronunció pero se refería a ello. Quería expresarle mi profunda gratitud y lo mucho que estaba en deuda pero conociéndolo e imaginándome su posible reacción, me limité a darle unas simples gracias.

Hoy luego de dos semanas de esa charla y de múltiples suplicas a vegeta para que fuera mi testigo finalmente me uniré legalmente a milk. Nos dirigimos junto con bulma al despacho de un nonagenario saiayin. El rey vegeta era quien realizaba estas ceremonias pero desde su muerte las lleva a cabo este hombre ya que su hijo se niega a seguir la costumbre. Subimos unos escalones y caminamos por un pasillo, doblamos en una esquina hacia la derecha y nos detenemos al final del mismo. Entramos a la habitación donde nos está esperando el anciano sentado en una silla detrás de un escritorio.

-acérquense- nos ordena gentilmente el saiayin con los brazos extendidos. Nos arrimamos al escritorio, milk y yo nos sentamos en las sillas ubicadas frente al mismo, bulma permanece de pie al lado de su amiga. -iniciaremos cuando el rey se nos una- comentó el anciano entrelazando sus dedos. Los nervios se apoderaron de mi sistema muscular haciendo que mis extremidades tiritaran ligeramente. Para olvidarme de ellos y esquivarlos comienzo a jugar con mis pulgares, manteniendo la cabeza inclinada.

-¿miedo a que milk se arrepienta?- me pregunta sarcástica bulma guiñándome el ojo mientras me codea. Ambas se ríen abiertamente al igual que yo, que automáticamente llevo mi mano a la nuca. Antes de que pudiera defenderme por mi nervioso comportamiento sentimos la puerta abrirse. Con los nervios no me había percatado de la presencia de vegeta acercarse. Milk, el anciano y yo inmediatamente nos levantamos de nuestros asientos y volteamos a verlos pero bulma se mantiene fija en su lugar con los brazos cruzados observando un cuadro que representaba al antiguo rey. -hasta que se decidió llegar- murmura pero gracias al agudo oído saiayin los tres hombres podemos escucharla. Se torna molesta la expresión del anciano y vegeta emite un gruñido precisamente hacia su dirección, en cuanto a mi me dispongo a saludarlo debidamente implorando que así se olviden de su atrevimiento.

Eterno Lazo...bulma &vegetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora