Tu y Yo

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Las rosas blancas son mis favoritas desde niña y recuerdo que Mario siempre me daba una en mi cumpleaños.
Esta vez era especial, sin ser un día importante él me estaba dando un ramo.

-¿Son para mi?.

-Así es damisela.

Esto no era verdad esto es mas que perfecto.

-Mario, no tenias que darme nada.- seguía sonríendo como loca, mis mejillas estaban rojas y mi corazón latía mil por hora.

-Esta bien chicos creo que ya me voy.- Lía se paro de la cama, ninguno de los dos le presto atención y salió de la habitacion.

Me senté en la cama con el ramo de rosas en mi regazo, viéndolas con cierta admiración, estaba totalmente perdida en lo hermosas que eran cuando Mario se inco enfrente de mi y saco de el bolsillo de su pantalón una cajita.

-_____ ¿Quieres ser mi novia?.- abrió la cajita y en ella había un collar con un pequeño corazón colgando.

-Pero ya te había dicho que si, Mario.- reí bajito

-Quiero que no dudes en ningún momento de mi.- se encojio de hombros y extendió sus brazos para ponerme el collar.
Cuando termino de ponermelo fijo sus ojos en los mios.- ¿Siempre Juntos?

-Siempre Juntos, es una promesa.- alce mi dedo pequeño en señal de que era una promesa y Mario entrelazo el suyo.-
Ahora soy oficialmente su novia, soy la novia de Mario , Mario Bautista.

-Novio.- susurré cerca de  su boca rozando nuestros labios y sonriendo juguetona.

-Novia.- Mario susurro de la misma manera, apretó nuestras caras en un tierno beso y pronto su delicada lengua toco la comisura de mis labios pidiendo entrar, pronto nuestras respiraciones eran una, su exquisito aliento era parte de mi espacio.

-Nunca me cansare de besarte.- dijo muy cerca de mi aun sin separar el beso.- Eres una delicia, _____.- mordió mi labio.
Mi lengua rodaba sus dientes, mi mano pasaba por su nuca y su mano en mi cadera formando pequeños movimientos, nunca mas allá de lo que pueda soportar.

-Callate Mario, arruinas el momento.- dije bromeando sin separar nuestras bocas, comenzamos a reír y se separo.
Me miro fijamente y guardo silencio.

Volvió a juntar nuestras bocas, pero esta vez era un beso aun mas tierno, lleno de amor, lleno de deseo.

-No tienes una idea de cuanto había esperado poder besarte.

-¿Porque? Nunca imagine que me quisieras, nunca me volteabas a ver o algo asi. Siempre te vi como el vecino sexy y creído.- hice cara de desprecio pero comencé a reír ya que en tan poco tiempo me había dado cuenta que era todo lo contrario.

-La que no me volteaba a ver eres tu.- comenzó a hacerme cosquillas.- ¿Porque me hiciste esperar tanto tiempo?.- dejo de hacerme reír y me jalo a él quedando a corcajadas en su regazo.

-Porque estaba esperando que entraras por mi ventada querido Caballero y que vinieras a rescatarme.

-Ya estoy aquí.-  dijo en voz baja acercándose a mi boca hasta besarme.

Me incline hacia enfrente quedando arriba de él, pase mis manos por su pecho, poco a poco sentí como Mario comenzaba a deslizar sus grandes manos por mi espalda mandando un rayo fugaz por toda mi columna.
Sentía la necesidad de parar esto iba demasiado rápido pero mi cuerpo pedía mas y mas.

-Mario para.- deje escapar  en un suspiro.

-Esta bien cariño.- me senté a lado de el, me sentía apenada.

-Lo siento.- murmure, sabia que habia provocado algo mas en él.

-No hay de disculparse, yo esperare él tiempo que tu me digas.- me guiño él ojo y me ofreció una sonrisa de esas que solo él puede dar.

-Gracias.- le di un beso rápido en sus labios atrapando su gran sonrisa, le sonrei y me levante de la cama.- ¿Vamos a la cocina?

-Vamos, quiero comer algo.- íbamos bajando las escaleras y Mario susurro en mi oído algo que hizo que mi piel se erizara, cada bello de mi nuca salto.-

- Tu y Yo.
















••MI CABALLERO••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora