Introducción a Uziel

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Uziel Ezra Wallace, un chico de 19 años, originario de Tamano, Japón. Era hijo de dos Argentinos los cuales huyeron de su país, luego de enterarse del inesperado nacimiento de su primer y único hijo.

Desde sus 5 años Uziel nunca tuvo un lugar fijo, ya que se mudaban muy seguido, y no solo de vecindario o distrito, sino que era de país.

Pasaron por Francia, Australia, China, Jamaica, Luxemburgo, Mónaco, Rusia y también por las afuera de España. Lo gracioso de todo esto es que solo maneja a la perfección tres idiomas... el castellano, el japonés y puede mantener una buena conversación en ruso.

En todos lados que él estuvo su apodo siempre era el mismo... En Japón "満足して", en Rusia "счастливый", en Francia "heureux". Traducido al castellano y como siempre le dicen sus padres "Feliz" o "Pequeña felicidad andante".

Uziel es un chico agnóstico débil, pero sus padres raramente lo enviaban a escuelas católicas, evangélicas o judías. Pasaba casi todas las primeras clases de religión explicando la suya y los diferentes tipos de creyentes, los estrictos, los apáticos, los débiles como era en su caso, etc. Y las demás clases se paseaba por los corredores saciandose de todo lo que ocurría a su alrededor día a día, procesando cada sentimiento encontrado en aquellas personas que lo rodeaban casualmente.

A los 16 años se encontraba en Cataluña, España. Nueva escuela, nuevos compañeros, y nuevo idioma por aprender.

Como era de esperarse el instituto nuevo no era de su religión, sino que era evangélico. La primera hora paso a dar su discurso explicando su creencia, en castellano obviamente, como era de esperarse no le entendieron nada, al pobre chico no le habían enseñado que el catalán no era lo mismo que el español. Luego de gastar saliva en vano se retiró del salón mientras daban la clase.

Paseo por todos los pasillos, ya que no era un lugar muy amplio.

Al pasar por la puerta del salón de Literatura universal escuchó un llanto; Al acercarse el sonido se hizo más fuerte, y se podía escuchar perfectamente otra voz femenina diciendo en castellano, fuerte y claro

«Evangeline no tienes que pensar más en él, han pasado nueve años desde el accidente querida»

Tocó la campana para el receso y Uziel fue al patio central. Durante cuatro meses en las horas de religión se encargó de averiguar a fondo sobre por qué aquella profesora de último año andaba llorando por los rincones de la institución. Tuvo largos procesos hasta encontrar la información completa acerca de aquel "accidente"... Lo que había sucedido fue que la persona que perdió la vida drásticamente en la carretera había sido el casi esposo de la profesora, y la noticia llegó exactamente un Martes a las 13 p.m., pero no un día más, sino un día antes de dicha boda.

Si había algo que él no podía resistir era ver mal a las personas, ya fuera conocida o no. Tenía un ángel propio, como le había dicho un chamán durante su estadía en Colombia.

Evangeline recibió cartas durante una semana, firmadas por E. Cada carta contenía palabras de apoyo, las cuales arrebataron conmovido corazón.

Luego de aquella semana, en su hora libre, Uziel se dirigió a el salón de Evangeline. Estaba vacío, no estaba su bolso de prada, ni sus infinitos libros de García Márquez, solo había un carta. En letras grandes y vistosas estaba escrito "Para E... Mi ángel". Tocó la campana y él tomó la carta entre sus dedos, la dobló y la sumergió en su bolsillo izquierdo.

Al llegar a su casa fue directo a la habitación sin anunciar su llegada, arrojó sus pertenencias en la silla del escritorio, se postró en la cama, y extrajo la carta, estaba un poco arrugada pero mantenía el hermoso perfume a jazmínes. Luego de esperar casi dos horas por fin la abrió y leyó su contenido...

«Gracias por todo mi querido escritor;Si estas leyendo esto es que has encontrado mi carta, lo que me emociona mucho.

Me ayudaste en un momento muy difícil. No como supiste de lo sucedido, tampoco si eres alguien cercano a mi o no; Seas quien seas nunca me voy a olvidar de tu gran gesto. Me guardaré las cartas, y seguiré tus consejos, cuando piense que estoy por decaer, juro releer cada una de ellas pensando en ti.

Escribo esto porque no sería justo de mi parte irme sin un previo aviso. El jueves viajare a Barcelona a unas entrevistas de trabajo para un pequeño diario de la zona y empezaré mi nueva vida allí.

Me he despedido de él como me aconsejaste en tu primera carta hacia mí, y admito estar más tranquila sobre el asunto. Ahora si puedo ser feliz.

Nunca te olvidaré,
Evageline»

La satisfacción de aquel chico era algo extraordinario. Había cumplido su objetivo, y no iba a ser la última vez.





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⏰ Última actualización: Aug 28, 2016 ⏰

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