Capítulo 2

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Salió del baño y con paso desenfadado, se dirigió por el corredor largo que te llevaba al núcleo de aquel lugar. Una enorme habitación llena de mesas con gente trabajando y variso despachos a lo largo de las cuatro paredes. Llamó con dos golpes secos como acera hacer y entró sin esperar respuesta. Como Thom se encontraba hablando por teléfono, se acercó a servirse un café de la pequeña máquina que tantas veces había utilizado en los largos días de trabajo.

-Lo siento mucho, Sabrina -Se disculpó tras colgar-. Mi hija Hannah, se ha caído en el colegio y se ha roto una pierna. Como Helen se encuentra fuera, me tengo que ocupar de ir a buscarla al colegio...

-Vaya, lo siento –Mostró fastidio en su rostro-. Si necesitas ayuda...

-Tranquila, estoy acostumbrado a los accidentes de Hannah. Ésta niña, siempre está retando a los chicos... –Meneó la cabeza con gesto negativo.

-No la riñas mucho -Sonrió con lástima-. Me recuerda a mí, cuando era pequeña. Además es una niña muy dulce. Lo único malo que tiene, es que no le gusta jugar mucho a muñecas...

-Todo lo que tú digas -Sonrió mientras se ponía la chaqueta-. Ahora sufro por esto, pero en el día de mañana sufriré porque será una mujercita preciosa como su madre.

-¡Exagerado! -Rió-. Aún te quedan años, para que empiecen a interesarle los chicos en ese sentido.

-El tiempo pasa volando-Señaló cogiendo su maletín-. Bueno, te informo que eh anulado la entrevista con Cosméticos Carpi, para la semana que viene o antes, ya se verá. De manera que coge mi coche y...

-¡Qué coja tu Porche! –Lo interrumpió escandalizada.

-Sí, yo cogeré un taxi. –Volvió a señalar serio-. El 4x4, lo tiene mi mujer. Y una pierna rota, no entra ahí –Se intentó explicar evitando mostrar el fastidio de todo aquel lío.

-Pero...

-Sabrina, tu coche lo tienes aún en el taller –Se acercó a la puerta-. Tienes que ir al hotel Roma, para hacerles las fotos del reportaje de San Valentín.

-Tu coche, vale una millonada -Seguía excusándose-. Y si me lo roban y peor aún, si me estrello con él...

-Procura que no te hagas daño, si se da el caso -Puntualizó con humor-.Sabrina, tengo un puñetero seguro que pago año tras año, como para no utilizarlo alguna vez -Sonrió, dándole un beso en la frente-. Procura no atropellar a nadie, creo que esa parte con el seguro es un poco... –Volvió a bromear saliendo ya del despacho.

-¡Thom! –Le reprendió no pudiendo ocultar una sonrisa.

-No se si volveré hoy, así que adiós niña –Se despidió dejándola allí sola.

Iba a llegar tarde, iba a llegar tarde por el idiota de delante, pensó sulfurada enviándole láseres imaginarios al conductor que iba en aquel Seat. Entre lo que estaba lloviendo, que provocaba que la gente cogiera más el coche, en vez de los transportes públicos. Y porque el tonto aquel, paraba en todos los semáforos en ámbar, iba a llegar tarde. Y sin olvidar, que ese coche no era su viejo y destartalado jeep. Todos sus movimientos eran muchísimo más lentos. No tenía ganas de hacerle ningún arañazo. No es que llevara una vida un tanto pobre, cobraba un buen sueldo. Pero no para una reparación de aquel nivel.

¡Al fin! Soltó todo el aire de sus pulmones. Cuando entraba por la rampa del parquin del hotel. Esperaba que no se enfadaran mucho, llegaba con media hora de retraso. En teoría, Kevin es quien debería de realizar aquella sesión. Pero el pobre chico, llevaba tres días en cama con la gripe. De manera, que allí estaba después de que se suspendiera la reunión de aquella mañana. La revista, promocionaría para San Valentín, cinco hoteles románticos. Y hotel Roma, se había interesado. Sabía por comentarios, que era un lugar muy ideal para fechas tan señaladas como aquella. Que envidia, nunca le habían preparado algo romántico.

Saga Edificio XIV -Doble Trampa-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora