Fue hace mucho. Me levanté lo más temprano que pude, sólo para ir a verte. Pasé una hora eligiendo la ropa adecuada, esperando un elogio de tu parte que nunca llegaría. Usé ese perfume, el único que, al percibirlo, hacía que dieras una pequeña sonrisa. A pesar de que la quitaras segundos después. Soy muy estúpido, ¿no crees? Debiste haberte enojado conmigo por hacerte esperar, o tal vez lo estabas y no fui capaz de notarlo.
Al salir de mi casa todo se sentía extraño, yo me sentía extraño. ¿Estaba fuera de lugar? Posiblemente. Choque con muchas personas en el camino, todas me dirigían una mirada de desagrado. Estaba nervioso, una de ellas se había detenido para exigir una disculpa de mi parte, pero mi voz no respondía. De pronto las miradas de las personas se intensificaron, todas eran dirigidas a mi. Estaba asustado de todo lo que me rodeaba, de todos. Ya no lo soportaba. Creo que ese fue el momento en el que comencé a correr.
No me importaba a quien golpeara en el camino, quería llegar para estar contigo. Y si eso no era posible, deseaba que todo se volviera negro y el vacío me absorbiera. Volver a la paz y el silencio que tanto ayudaba a tranquilizarme en momentos como ese.
Sin notarlo ya estaba en la entrada de tu casa, y tu estabas ahí, con una mirada confundida. Mi respiración era irregular, mi condición física no era la mejor, correr no había sido la mejor de mis ideas. Notaste el miedo que me envolvía, por eso no te separaste cuando hundí mi cabeza en tu pecho. Te abracé, como si fueras lo único que me mantenía vivo en ese momento. Como la manta que usaba el tiempo en el que le temía a la oscuridad. A pesar de sofocarme con ella, no era capas de quitarla. Era lo único que me protegía... Eras lo único que me protegía.
Pude sentir tu mano acariciar mi cabello y a pesar de no poder verte, sabía que estabas preocupado. También pude sentir el latido de tu corazón, gracias a él pude tener paz al fin. ¿Por qué tuve que darle tanta atención? ¿No podía ignorarlo? Tus latidos podían decirme más de ti de lo que jamás hubiera imaginado. Tus inseguridades, alegrías, enojos, decepciones. ¿Por qué jamás lo noté? No lo demostrabas, pero eras un ser igual de frágil que yo. Intenté convencerme de lo estúpido que era, de lo retorcida que era mi mente por haber imaginado algo como eso, pero ya era tarde. Ya me había enamorado de ti.Escribo esta carta con amor y locura, la locura que me permite seguir sintiendo esto por ti aún después de tanto tiempo. Usaré lo último que me queda de ella para entregártela, pero si aún te preguntas porqué la escribo... Quería que supieras esto, al menos antes de tu boda.
¡Felicidades, Soraru-san! Sé que serás muy feliz con ella.
(N/A: Siempre quise escribir sobre Mafu. ¿No sienten que en vez de ser una persona, es un pequeño angel que fue enviado para hacernos ver lo despreciables que somos?... ¿No? En fin, escribir sobre el fue lo más difícil que hice en mi vida. Espero que alguien, en algún lado, disfrute la lectura. Desde ya, perdón por cualquiera error ortográfico. Sólo cuento con mi celular en estos momentos.)
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¿Por qué?
De TodoEn el mundo ese era un día como cualquier otro. Pero, ¿por qué Mafu no lo sentía así?