Palacio Occidental

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- ¿Qué? - Los ojitos le brillaban.
- Sí, puedo... - No mientas. - Conseguirlos para mañana. - Sonreí.
-¿Sabes qué más-
- Si hay algún pastel que te guste, solo dilo. - Le interrumpí. - Puedes escoger hasta 3, los llevaré, lo juro.
- Quiero galletas, ESE brownie, pie de manzana, y-
- Alto, alto, alto. - Puse mi mano frente a su cara. - ¿Seguro que sabes contar hasta tres?
- Pero el papel dice que las horas que te eximes son cuatro. - Touché. - Y... Pretzels.

Esa fue su sentencia. - Pensaba, ya de camino a casa.

Debería empezar por las galletas y los pretzels. La masa de esos necesita reposo y refrigeración. Los armaré antes de ducharme, necesito sacarme el tuttifruti que me obsequió JungKook antes de ir a trabajar.

Llegando al condominio, estaba mi amiguito peludo: BlackSock. Es un gato amarillo con plomo. Según me dijeron, es de todos. Tiene sus propios cuencos para la comida y el agua al costado de la portería. Pero sé que la gata del 213 se aprovecha de sus felinos encantos, y lo hace pasar hambre. Así que le tengo otros en mi puerta.

Ya se le hizo costumbre seguirme desde la entrada hasta mi departamento. En cuanto cruzo el umbral del corredor, se me pega a los pies, ronroneando.

Es bonito tener a quien te reciba, incluso si es solo un gato, contento. En especial si es uno tan desconfiado como este. Recuerdo que la primera vez que le traje a mi puerta, en brazos, sí, se quedó muy tranquilo, pero cuando le quise dar un poco de salmón que no había usado para cocinar, se me quedo viendo. No fue hasta que vio que yo comiera primero, que dio un mordisco.

Astuto. - Pensé aquella vez. - Pero esta es la última. No volveré a comer de tu comida.

En cuanto abrí la puerta, vi mis nuevas sabanas apunto de caerse. Están colgadas en unos fierritos que salen desde mi ventana. Corrí. Solté mi mochila sobre el sofá que estaba en medio, saltándolo. Las alcancé a sujetar con mis manos justo cuando se desprendieron. Suspiré de alivio y las enrollé rápidamente, cuidando de no rasgarlas.

Las apoyaba sobre el planchador, cuando el citófono sonó. Está en mi habitación, por lo que entré y me lancé sobre la cama para contestar.

- Sí, diga.
- Buenas tardes, la señorita Lee YeJin está aquí. - ¿Cómo llegó tan rápido? - Dice algo sobre su nuevo empleo, que la espera en recepción.
- Sí, está bien. Gracias por dar el recado, buenas tardes. - Y colgué.

Saqué unas toallas de la repisa y entré al baño, di el agua mientras me desvestía. Los antojos de Kook tendré que verlos más tarde. Vi el agua bajo mis pies, llevaba trozos de frambuesa.

- Adiós. - Les dije, aplicándome el shampoo.

En dos minutos estuve lista. Salí del baño, me puse lo que estaba más a mano, y mientras cruzaba la puerta de mi pieza, que da al comedor, agitaba mi pelo con la toalla para sacarle el exceso de humedad.

Convenientemente, toda mi ropa es negra, blanca o roja. Siempre "combinará". Y además no uso maquillaje. Valioso tiempo desperdiciado por muchas, que me estoy ahorrando.

Sacaba el celular de mi mochila, y mis llaves, cuando recordé que quedaron en la puerta, abierta. Di un respingo y volteé mi vista hacia ella. BlackSock estaba sentado en la apertura con la espalda erguida, como haciendo guardia.

- ¿Quién es mi mejor guardaespaldas? - Le dije con acento infantil. - Por supuesto que tú. - Le acaricié el cuello.

Dejé el departamento, tirando la toalla desde la puerta al sofá. Cogí mis llaves de la cerradura, y me aseguré de que quedara cerrado.

- Te amo, Socky. Te debo una.

Y bajé las escaleras. Supongo que YeJin me vio llegando, porque me esperaba de pie, y comenzó a caminar a mi lado en cuanto topamos.

- Hola, _____... ¡¿Te bañaste?!
- Hola, ¿sí...?
- Qué rápida.
- Mira quién lo dice. ¿Cómo es que llegaste tan temprano?
- Me cambié en el instituto.

Entonces llevó ropa... ¿Y no trae de vuelta nada?

Tomamos un autobús al centro y me explicó que coincidiríamos en horarios semana por medio. Ella fue quien me consiguió este empleo. Hacemos de todo en el restaurant. Se nos entregan 3 uniformes, que permanecen dentro del local, en lockers. Entonces, mensualmente nos avisan horarios y semanalmente los turnos. Pueden ser de camarera, asistente o auxiliar de cocina, o cajera.

A YeJin casi siempre le toca de cajera. El dueño confía en ella. A mí me ha tocado ser camarera las últimas dos semanas. ¿Por qué? Ni idea.

Bajamos, y caminamos unas 3 cuadras hasta llegar. Tiene una entrada con puertas de vidrio y un letrero iluminado enorme que dice "Palacio Occidental". Es muy elegante, pero no es tan concurrido como la competencia porque es más costoso. Dado que hay buena seguridad, de vez en cuando algunas celebridades vienen. Nadie muy importante. Uno que otro periodista reconocido y sus acompañantes.

Como parte de mi trabajo, está el recibir a los clientes. Llevarlos a su mesa. Tomar su pedido y entregarlo. Luego pasar el dinero desde allí a la caja y dar el correspondiente cambio.

Entramos por la puerta lateral. La señora Choi nos esperaba.

- YeJin, querida, Lucy te espera para el reemplazo. Llegas tarde, ¿eh?
- Perdón, recibí a último minuto el mensaje. Voy enseguida.
- Cielo - Me dice. Seguro YeJin tiene nombre por antigüedad. - Tú llegas temprano. ¿No recibiste el aviso? - Mi cara debió responderle, porque continuó. - Se pospone tu turno una hora.
- Oh, está bien. No hay problema. Saldré a dar una vuelta. - Sonreí.
- Cuídate.

Es la oportunidad perfecta para comprar los materiales que me faltan.

- Supongo que solo me faltan las manzanas. - Pensé en voz alta.

Traía bolsas en las manos. Con un poco de harina, cacao amargo, levadura, algunas esencias que me llamaron la atención y miel.

Entré a un supermercado. Me demoré más que con todas las otras cosas juntas.

- Aish, no se me vaya a hacer tarde. - Pensé.

Llegando al area cerca del restaurant, revisé la hora en mi reloj. Es el mejor regalo que me han dado. Todavía quedan quince minutos.

Antes de cruzar la calle, oí a unos tipos detrás de mí.

- Sí, ¿Qué te parece ese lugar? - Dijo uno de ellos. Se referían a nuestro local.

De reojo, solo divisé sombras. Según eso, y la voz que escuché, me percaté de que eran hombres, unos cuatro. Venían de negro y no hablaban muy fuerte.

Se me erizó la piel. ¿Ladrones?

A good cook (JungKook y _____) PLAN MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora