CAPÍTULO 8. TRY AGAIN

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Han pasado 6 días desde el concierto. Hans no me ha buscado ni llamado por teléfono, creo que lo asuste. Estoy triste pero no sorprendida porque sabía que ese era el riesgo al contarle algo de mi, sobre todo si tenía algo que ver con él.

Ya empezaba a resignarme a su pedida (no como cuando pierdes un novio, si no más bien como cuando tu camiseta favorita pasa a ser trapo de cocina) cuando por fin una mañana me llamó. No hablamos nada del tema ni de ninguna otra cosa, se limitó a pedirme que saliéramos por la noche. A pesar de mi reticencia a contarle cosas, a acostumbrarme a su presencia y admitir que me agradaba estar juntos, la verdad era que seguía igual de indefensa ante él, solo tenía que decir salta y yo preguntaría "de que piso?". Así que obviamente dije que si.

~*~*~*~*~*~

Apenas vi el coche de Hans en la calle bajé corriendo y antes de que me invitara subí y traté de parecer desmemoriada y casual. Se acerco y me abrazó, creí que está a punto de decir algo importante pero no, solo se dedicó a contarme tonterías para impresionarme y hacerme reír. Al parecer, sin decirnos nada, habíamos decidido olvidar la última "cita".
De un momento a otro se apagaron las risas y el peso de la situación actual nos invadió.

-Y, a donde vamos?
-De hecho, a ningún lado. Solo venía a verte y darte esto - dijo mientras se estiraba para sacar un ramo de flores del asiento trasero.
-Oh! - exclamé con un poco de desconcierto.
-Lo siento Anna, si quería salir contigo esta noche pero después me arrepentí. Creo que no es correcto que las cosas continúen así.
-Ya veo - se empezaba a formar un nudo en mi garganta. Claro que ya no querría salir conmigo, soy rara, estoy loca y he mantenido una relación mental con él por años, por supuesto se asusto con lo que le conté! - bueno, entonces te dejo. Buenas noches. -dije mientras salía del vehículo con mi ramo de flores.

Él no dijo nada cuando salí ni cuando crucé la calle, llegué a la puerta de mi departamento y espere unos segundos antes de entrar por si me había seguido pero no.

Llegué a mi cuarto con las mejillas húmedas por las lágrimas que comenzaban a brotar. Me sentía peor que si solo hubiera desaparecido. El hecho de que en lugar de una declaración formal recibiera un rechazo formal me hacía sentir un hueco en el estomago gigante (lo que empeoraba con el hecho de no haber comido pensando que cenaría con el), gigante como mi desesperación. Quería llorar, golpearlo y rogarle que no me dejara otra vez.

Me tire en la cama y arrojé el ramo de flores al piso. El impacto hizo que una hoja de papel doblada a más no poder saliera disparada y cayera unos centímetros más cerca de mi y, por más desganada que me sentía, la curiosidad pudo conmigo, lo levante y desdoble. Era una carta:

Anna:

Creerás que parezco colegiala pero tenía muchas cosas que decirte y no creí llegar a juntar el valor para decírtelas de frente.

Anna, no era un secreto para nadie que en preparatoria me querías mucho y, lo creas o no, que yo te quería no era sólo un rumor. Tal vez no fue amor a primera vista porque cuando te conocí yo aún no superaba a mi chica anterior (de la cual nunca habría pasado de no ser por tu ayuda) pero lograste llamar mi atención y enterneciste mi corazón. Te quería de verdad. Me hacías reír, me escuchabas, siempre tenías tiempo para estar o salir conmigo, eras cálida, atenta y me encantaba tú manera de intentar parecer normal y fracasar sin darte cuenta . Eras tan diferente y original que eras encantadora (y aún lo eres). Pero desafortunadamente ese era el problema en sí.

Tenía 18 años! Lo único que quería era encajar en un círculo, encajar con mis amigos de ese entonces. Fumar, beber, ir a fiestas y, porque no?, tener una linda chica que encajara con nosotros. Yo pasaba tiempo a solas contigo, te conocía y sabía que nunca te convencería de hacer esas cosas.
Encajar, encajar, encajar. Ahora, muchos años después, suena sumamente superficial e idiota, pero quien no hace idioteces a los 18?. Te pido una disculpa.

NI AYER, NI HOY Y TAL VEZ NUNCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora