La Oración

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La oración es una conversación con Dios. Entiende que Dios para ti cobra fuerza en tu corazón como un enorme centro de luz que te embarga, y en tu mente puede tener la forma que tu pensamiento y creencias le dan; pero siempre será una forma de luz, una forma de vida, de creación y transformación. Así, Dios para ti puede ser el Padre Supremo de Jesús, puede ser Buda, Krishna, o cualquier otra representación religiosa, espiritual y sociocultural. Dios siempre será Uno, siempre será principio de amor y misericordia en todo lo que vemos. No importa el nombre con el que lo llames, lo importante es llamarlo. Y la oración es ese llamamiento, es ese acercamiento que como hijos de hombre, tenemos con el Padre. A través de la oración agradecemos, entregamos, descansamos, alabamos y pedimos al Padre lo que necesitemos.

Es importante tener en cuenta que en el momento de oración (conversación con Dios) debemos poner nuestro Ego de lado. Entender que al Padre se le habla desde la humildad, desde el corazón. Un corazón desprendido (aunque no es tarea fácil) de juicios hacia lo que vemos y vivimos en nuestro alrededor. Si hablamos con el Padre de esta forma con seguridad nuestras palabras serán recibidas por él.

En la oración, debemos pedir también desde el corazón, con deseos amorosos y justos. Pedir desde la necesidad no desde la vanidad. Porque Dios sabe lo que necesitamos y está para proveernos de todo cuanto necesitemos. No debemos pedir lo que, desde nuestro Ego, pensamos que merecemos por méritos propios o porque hayamos hecho tal o cual cosa, porque no es cuestión de que algunos merezcamos unas cosas más que otros y otros no merezcan nada. No se trata de eso, todos tenemos en esta encarnación que vivimos, lo que al plan divino fue concebido. En consecuencia, el Padre nos dará aquello que necesitemos para cumplir nuestros propósitos en esta vida.

Debemos pedir en armonía perfecta con el Universo y para los más grandes fines. Las peticiones que hagamos deben ser justas y equilibradas. Cuidar las palabras para que lo que pidamos en nuestro favor no dañe a otro ser humano. Dios es quien escoge la vía y el camino de cumplimiento de nuestras necesidades; y él sabrá como obrar.

La oración es abrir nuestro corazón a Dios para que él mire nuestros deseos sinceros y lo nutra de la savia que necesitamos para vivir acorde a su palabra. Y vivir acorde a su palabra es simplemente vivir en el Amor y desde el Amor. Amarlo a él por encima de todas las cosas y amar al prójimo como a nosotros mismos. Si guardamos estos dos principios básicos viviremos bajo la protección del Padre.

Haga cada quien lo que dicte su corazón, el corazón casi nunca se equivoca porque en él depositó Dios el amor, la ternura y la compasión. Haga cada quién lo que le permita su Ego adormecido. Pida cada quien lo que necesite y pídalo de acuerdo a estos consejos que como susurros llegan a sus oídos. Pida cada quién grandemente porque el Padre es abundancia y él podrá darnos. Pero cuide cada quien de no pedir con espejismos, con caretas y con egoísmos ocultos. El Padre todo lo ve y todo lo siente.


Caminando hacia tu Ser Interior.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora