Llegue a la preparatoria. Sin ánimos de nada, me encontraba en el primer escalón de las escaleras que me conduciría hasta mi aula de clases, ya que este quedaba justo en el tercer piso.
Llevaba ahí cinco minutos debatiendo entre sí subir o esperar a que alguien caballeroso diga "- Hey sube a mi espalda yo te llevo". Pero es obvio que eso jamás en la vida pasará. El timbre suena anunciando que las clases comenzarían pronto. No quiero subir, pero aun así lo hago. Me demoro máximo cinco minutos en subir todas las malditas escaleras y estoy cansada. Si así de floja y holgazana soy.
Busco con la mirada mi lugar en aquella aula, lleno de adolescentes con las malditas hormonas alteradas. Lo ubicó perfectamente, tercera fila, segundo lugar, ya que el primero lo ocupaba un chico alto, mi lugar queda justamente a un lado de mi única amiga, Kimberly, es la única con la que hablo y me agrada estar con ella, ya que siempre tiene una sonrisa en su cara y como toda amargada que soy, siempre logra hacerme sonreír.
Me siento y tomó mis auriculares y colocó las canciones de mis dos bandas favoritas, One Direction y 5 Seconds Of Summer, dispuesta a esperar por mi amiga.
Pasó alrededor de cinco minutos esperando hasta que veo que entra con su típica sonrisa. Deja sus cosas en su asiento y me saluda.
- Ven, acompáñame a la cafetería por un agua - dice ella, solo sonrió y me levanto.
Llegamos a la cafetería y ella fue a comprar su agua, llega a mi lado después de dos minutos y siento como algo mojado está ahora en mi cara.
- Mira, mira - dice observando la entrada de la cafetería mientras que yo trato de quitar las asquerosas babas de mi amiga.
- ¿Qué es? - pregunto irritada.
- Él - dice apuntando a un chico.
Este es alto, piel morena y blanca a la vez, ojos rasgados, trae un pantalón más apretado que mi sostén.
Aquel chico se acerca a unos compañeros y los saluda. Hablan un poco entre si y los otros asienten y se van del lugar.
Solo espero que no le toquen las mismas clases que a mí.
