Alíen.

Voz artificial.

Odio los lunes. Con toda mi fuerza. Lo digo enserio, no tendría porqué levantarme tan temprano para ir a la escuela para llenar mi cabeza de cosas que no son urgentemente necesarias en la vida, si, si hablo de las matemáticas. Llevo 20 minutos frente al espejo, tratando de hacer algo con mi cabello y me rindo completamente, me hago un intento de el peinado típico de Ariana Grande y me siento en la cama a revisar mis mensajes en el celular, y entonces me acuerdo, hoy ni siquiera es Lunes, en realidad es Martes y mi mejor amiga no irá a clases. Justo por estos días me arrepiento de haber terminado con Alberto, si siguiéramos siendo novios, no tendría que estar sola todo el día escolar.

Guardo en mi mochila solo las materias necesarias y espero a que mi hermana menor este lista.
A las 6:45 estamos saliendo de casa y caminamos hacia la escuela, la primaria está a 8 calles, y para mí, la preparatoria a 10, no me cuesta nada dejar a Ale de camino. Siempre me arrepiento de tener que llevarla cuando abre la boca.

—Y la otra vez, esa niña de el salón que todos dicen que es la más bonita, Samantha, dijo que yo soy una tonta solo porque le gusto al niño que le gusta pero él dice que es mi novio pero también de ella y yo le quiero pegar porque me molesta...—Comenzó con la tortura, Dios apiádate de mí, es muy temprano.—Pero yo le caigo mal porque salí en el cuadro de honor y le quite su lugar además yo sé que estoy más bonita que ella porque ella tiene una mancha en la cara y...

Estuve a punto de gritarle que no me importaba nada de lo que me decía, pero mi voz no salió. Y es que desde el sábado en la noche se me cerró la garganta por los horribles cambios drásticos de clima, por suerte descargue una aplicación que habla todo lo que escribo.

—Ale, Por el amor de Dios, cállate.—se supone que digo yo, solo que a través de el celular. Básicamente en voz de robot.

Sorprendentemente, si se quedo callada el resto de el camino. La deje en la puerta de su escuela y en cuanto la vi entrar, continúe mi camino y pensé, ojalá Alberto no haga nada malo, con eso me refiero a que no vaya a querer causarme celos o burlarse de mí, sé cómo es, y eso es algo que él haría. Ojalá Gina hubiera venido también, pero es un poco mas floja que yo y según las noticias las preparatorias de gobierno están en algún tipo de paro. Mi mama no me dejo faltar así que aquí estoy, entrando 5 minutos tarde, recibiendo un sermón de la perfecta.

—Sofia, ¿otra vez tarde?¿qué está pasando contigo?, antes estabas muy bien en la escuela ¿cuantas materias ya reprobaste?— me regaña Zandra.

—Solo matemáticas.—respondo sencillamente por mi teléfono mientras me encamino a mi primera clase.

—Así empiezan todos, solo con una materia, luego van a ser dos y así hasta que no termines la escuela— la escucho decirme, pero no me detengo, no hasta que la escucho gritar.—¡Sofia estoy hablando contigo!, es una falta de respeto, cada día estás peor, repruebas, te vuelves grosera, llegas tarde a tus clases...

—Y se me está haciendo aún más tarde, por quedarme a escucharla quejarse de mi. Hay muchas más alumnas, y ellas deben estar peor.— es aún más divertido responderle mal con mi voz artificial, y no le sorprende porque mi mama llamo el lunes, reportándome enferma.

—Vete a tu clase Sofia, pasa a control escolar cuando acaben tus clases.— suspira con pesadez y me deja ir.

Al ir pasando por los salones me doy cuenta de que en realidad sí debe haber algún tipo de paro, solo hay tres salones abiertos, y todos están afuera de las aulas. Para mi buena suerte, el profesor de Orientación, está en su salón, lo que quiere decir que tengo clase.
Subiendo las escaleras alcanzó a ver a dos compañeros del salón y camino hacia ellos, no planeo pasar el día sola.

—Hola, buenos días, ¿qué tal su fin de semana?—escribo en el teléfono y presionó "speaker".

Sus caras están entre confusión y diversión, y les sonrío.
—¿Porque usas eso para hablar?—me pregunta uno de ellos, creo que se llama Luis.