En el fondo de un bosque oscuro, de árboles grandes e imponentes que daban escalofríos, había un solo claro iluminado por la luna. Un hombre, o algo parecido a eso, apareció en aquel claro. Los ojos, levemente iluminados por la escasa luz, eran gatunos y ambarinos. Sus orejas eran puntiagudas y terminaban en punta. Sus cabellos eran negros y grasosos. Vestía completamente de negro con botas, pantalones y una chaqueta. Era un elfo de la Oscuridad, hecho y derecho, en medio de sus propios bosques buscando algo imposible de encontrar.
-Dioses, Zarek –exclamó una voz a sus espaldas. Era algo humorosa, y otro elfo dela Oscuridad, delgado y con movimientos airosos, apareció en ese claro-. Te he estado esperando por horas. ¡Ya he encontrado la flor!
El semblante de Zarek cambió por completo. Cuando estaba mirando al joven elfo que había aparecido, había algo de desafío y odio en su mirada pero al mismo tiempo añoranza y misterio. Pero cuando el elfo mencionó la flor, Zarek comenzó a sonreír maliciosamente. Sus ojos color ámbar recorrieron su alrededor, encontrando nada más que oscuridad. Durante un segundo, una sombra de duda y dolor cruzó el rostro de Zarek, pero luego desapareció.
-Llévame ahí –ordenó Zarek.
El otro elfo asintió, dándose vuelta sobre los tobillos y caminando hacia uno de los oscuros rincones del bosque. Seguramente ese no era el camino por el que Zarek habría ido, pero el joven elfo que abría la marcha nunca mentía, y Zarek sabía que podía confiar en él para que lo llevara al lugar que había prometido haber encontrado.
Aunque todo el bosque estaba oscuro, para Zarek y su acompañante estaba tan claro como si fuera de día, ya que eran Elfos de la Oscuridad.
-Aquí está, Zarek.
-¿Dónde?
-Justo debajo de ti –respondió el otro elfo.
Zarek miró hacia sus pies y vio la flor más horrible que jamás hubiese visto. Sus delicados pétalos eran de un color lila suave, con tonos blancos, y su tallo era delgado y perfecto.
-Un iris –escupió Zarek-. ¿Qué hace en nuestro bosque?
-Esa es la cuestión –contestó su acompañante, tocando el iris delicadamente-. Había una profecía, hace muchos años, pero…
-Te prohíbo hablar sobre esto, Irak –ordenó Zarek.
El aludido inclinó su cabeza, y se disipó entre la niebla como si no fuese más que un fantasma. Unos segundos después, Zarek desapareció también, llevándose al hermoso iris con él.
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Alma de Flor
FantasySiendo una elfa de la Luz, Iris nunca fue alguien normal. Cuando es secuestrada por la Oscuridad y vendida a un circo, deberá aprender a convivir con los humanos. Junto con sus nuevos amigos Shan y Luke, deberá descubrir cómo volver a su ciudad nata...