Princesa malvada | Mawill | One-Shot

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La primera vez que la vió, le pareció una princesa, su mismísimo aspecto decía que así debía ser llamada, incluso cuando solo tenia doce años... Tan delicada, fina y educada. Las tantas princesas y reinas que había visto vivir y morir a través de los siglos, no se comparaban con la belleza y delicadeza natural de ella. Pero Mabel Gleeful poseía cierto defecto que la volvía inferior a todas las anteriores. Ella era malvada, más que eso, le hacía honor a esa palabra. Era demasiado exigente, demandate por lo que quería y caprichosa. Obviamente eso lo descubrió cuándo fue drenado por ellos; cuándo fueron drenados sus poderes por los Gleeful.

Cada día, cada segundo a su lado, él se daba cuenta de la frívola maldad que poseía.

Es por eso que no podia evitar sentirse un idiota al saber de sus propios sentimientos hacia ella, hacia aquella "princesa".

No, ella no era una princesa, no existían princesas tan viles, aquella palabra le quedaba demasiado grande.

—¡Will! ¿Me estás escuchando? —Preguntó con los brazos cruzados una chica de dieciocho años desde su sillón. Su llamado habia hecho que el demonio levantara la vista, alejando todo tipo de pensamiento impropio por ella. Cuándo iba a responderle, no pudo evitar perder su mirada en la castaña, observandola con suma atención. Notando que parecia un princesa sentada en su trono, en aquél lugar que merecía, esperando ser atendida por sus súbditos. Se habia distraído por algo tan banal como mirarla. Pero ella lo merecia, ella merecía ser el centro de distracción de cualquier persona, tenía todo para serlo.

—¡Will! —Le llamó la atención nuevamente Mabel, furiosa por haber sido ignorada. Will se sobresalto por el grito repentino, sin embargo respondió al instante.

—¿Qué su-sucede, señorita? —Su voz temblaba como siempre que ella se dirigía a él, lo intimidaba de cierta manera. Mabel no respondió, simplemente se puso de pie, caminando hacia él lentamente, con su ceño fruncido y sus brazos cruzados sobre su pecho. El demonio temblaba con mayor fuerza a cada paso que ella daba. Cuándo estuvo frente a él, le habló con total firmeza.

—William. ¿Tú acaso...? ¿Te atreviste a ignorarme? —Sus palabras salieron de su boca como un siseo furioso, tal como una serpiente a punto de atacar. Will tan sólo era un manojo de nervios.

—N-no, yo no... —Intentaba decir algo coherente, pero al notar cómo ella comenzaba a acercarse más, decidió cerrar la boca, observandola con nerviosismo. —¿Se-señorita? —El demonio se sintió un tanto cohibido al percatarse que Mabel no se detenia, acercándose a él cada vez más y más, totalmente inexpresiva. Al estar frente a frente, ella levantó su cabeza debido a su altura para observalo, el cuerpo de Will no podia hacer más que temblar, totalmente paralizado por la cercanía de la chica. Mabel posó ambas manos sobre los temblorosos hombros del demonio, quién trago con fuerza al notar cómo ella comenzaba a ponerse de puntillas. Él no pudo evitar sonrojarse fuertemente. Cuándo Will notó que ella comenzaba a acercar sus rostros y empezaron chocar respiración con respiración, él cerró los ojos con fuerza, esperando lo que sea que viniese. Al no sentir ningún tipo de contacto abrió los ojos, encontrandose con otros zafiro, ella sonreía de lado, casi con crueldad... No, ella sonreía con crueldad.

—A mi nadie me ignora. —Y con eso dicho, se volteó con fuerza, ondeando su cabello.

Will sólo se quedó alli, aún con el rostro sonrojado y completamente avergonzado, sintiéndose humillado. Comprendió que Mabel sabia de sus sentimientos hacia ella. Cuándo dejó de lado la sorpresa, soltó un suspiro junto con una sonrisa triste. Siempre tan mala. Ella nunca cambiaría, y él tampoco lo haria, permanecería a su lado. Junto a ella y a Dipper. Estaría con ella por más cruel que fuese.

Y se sintió idiota una vez más.

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