capítulo 8

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Los rayos del sol pegaban mi cara y me hacían despertarme poco a poco, mi corazón latía rápido, me levante de un solo golpe.

Que me sucede

Mire a lado de mi cama y no había nadie. Suspire

- Hija a desayunar- toco la puerta mi abuela
- Voy abuela- fui al baño y me puse zapatillas

Baje y olía delicioso, mi abuela era una gran cocinera, siempre de pequeña me consentía y me cocinaba cosas deliciosas, me senté en la mesa ya que estaba servido.

-Se ve delicioso- dije
- Lo hice para ti mi niña- dijo entrando al comedor
- Gracias abuela- le sonreí y me dispuse a comer.
- Espero que te guste- acaricio mi cabello y se fue.

Saboreaba cada cucharada que comía, era lo más exquisito que había probado en mi vida, nunca comí de esta manera, mi madre nunca me daba el desayuno o al menos cocinaba a veces íbamos a comer unas tortillas afuera o simplemente no me daba nada.

Mientras comía se me salía las lágrimas, no quería que esto acabará nunca, pero por una parte quería saber como estaba mi mama, ¿Estará bien?¿Se habrá dado cuenta que me fui?, pasaba muchas preguntas por mi mente.

Acabe de comer, me sentía más que satisfecha.

Subí para darle las gracias a mi abuela, pero no se encontraba por ningún lado entonces decidí ir a cambiarme de ropa. Me di un buen baño y me vestí.

Me cepille el cabello hasta que oí alguien entrando a la casa. Baje casi corriendo y me acerqué a saludarla.

- Hola nana, ¿A dónde fuiste?
- Salí  hacer algunas cosas pero te tengo una sorpresa
- ¿De verdad?
- Que digo una ..dos!- me dijo toda emocionada
- Dime que es, muero de curiosidad
- Bueno la segunda lo sabrás después- tomó las fundas y las llevo a la cocina- la primera quiero que lo veas por ti misma- me entrego un sobre.

Lo abrí rápidamente quería saber que era, había unos papeles adentro, los saque.

Oh!  Dios mio

Eran papeles de inscripción a una preparatoria, parecía que era buena por lo que estuve viendo el folleto y además inmensa.

Por fin estudiaría

Si y lo haría, tendría amigos, no me ocultaría, ni tratara de salir antes que todos a ver si mi madre estaba afuera vendiendo, tendría una profesión y un buen futuro.

- Nana esto es increíble- la abrace-gracias, muchas gracias
- Es lo menos que puedo hacer por ti
- No abuela es demasiado, que haría yo sin ti- se me salió una lágrima.
- No llores mi niña- limpió  la pequeña lágrima que se me escapó - este día es especial. Saldremos
- ¿A dónde ?
- No preguntes ya lo verás

Tomo mi mano y salimos hacia su auto. En la entrada de la casa de Max había dos señores policías.

¿Qué pasó ?

Mi nana subió  y yo la seguí pero no podía quitar la vista de los policías, que estaban parados enfrente a su casa.

Mi abuela puso en marcha el auto y fuimos por la carretera hasta llegar al centro comercial.

- ¿Qué  hacemos aquí?
- Iremos a comprar ropa para ti
- ¿Qué? No abuela esto es abusar, no quiero que gastes tu dinero, yo tengo ropa suficiente.
- Pero toda vieja y gastada, la necesitas- bajó del auto- vamos, te encantará
- Esta bien- me resigne

Entramos y todos los locales eran hermosos, era súper grande. Entramos a varias tiendas y en todas salíamos con algo nuevo

Fuimos por un helado y nos sentamos a descansar los pies, habíamos caminado bastante y según mi abuela faltaba de largo, a ella en verdad le gustaba comprar.

- Gracias nana, en verdad nose como recompensarte por todo lo que haces por mi.
- Lo hago mi niña, porque te amo-tomo mi mano- me encanta verte feliz - Y ¿Cómo no estarlo? Esto es estupendo.
- Lo se - sonrió y miro su reloj- pero que rápido ha pasado el tiempo, es tarde debemos irnos.

La verdad no lo era, apenas estuvimos tres horas y aparte ni siquiera el sol se ocultaba, era un atardecer hermoso.

Eso es extraño

No lo tome con mucha importancia así que tomamos todas las cosas y nos encaminamos al auto, al llegar guardamos todo.

Cuando llegamos a casa no ordenamos nada. Lo haríamos mañana, estábamos muy cansadas para hacerlo fue un día divertido y agotador a la vez.

 Subí a mi habitación y tome mi pijama, me asomé a la ventana y la ventana de Max estaba abierta pero lo curioso es que no había nadie adentro.

Que extraño

Volví a entrar y me recosté, me dispuse a dormir ya que mis ojos pesaban como piedras.

Al girarme sentí un cuerpo a lado mio.

Mierda

Max 

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continuará





Vivir sin corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora