¡Hola! Hoy os traigo doble ración de capítulos. :3
He estado escribiendo mucho y este ha sido el resultado. Espero que lo disfrutéis.
Os quiero. <3
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Guillermo.
—Entonces... ¿A qué esperamos?
Aquella pregunta llenó de satisfacción mi alma, y mi corazón se sentía increíblemente feliz al mirar aquellos ojos de otra manera. Ese era el Samuel al que todos querían. El Samuel que se escondía bajo una fría máscara, donde reprimía todos sus sentimientos.
Me agarró de la mano y me sacó de aquel lugar, llevándome consigo hasta su coche.
"Entra" fue lo que me dijo. Y yo subí de inmediato al asiento del copiloto.
Llegamos al lugar sin que yo me percatara de ello, hasta que salió del vehículo.
Me había quedado embobado en él todo el camino. Lo veía con más vitalidad. Más relajado. Y debía decir que me agradaba mucho más la nueva vista de Samuel. Era casi natural, aunque aún podía ver que se sentía un tanto inseguro. Esperaba que eso fuera algo efímero.
Lo seguí, casi a ciegas —ya que aún seguía en mi mundo de pensamientos sobre De Luque—, y salí del coche, no sin antes echar una última mirada al castaño.
Él me sonrió y me guió con gestos. Me señaló la puerta y ambos nos acercamos.
Dio un par de golpes con los nudillos sobre la madera de roble y tocó el timbre. ¿Por qué hacía ambas cosas? Me pregunté. Tal vez sería algún tipo de contraseña, por la cual el chico supiera de quién se trataba. Pero no era así. Y pude comprobarlo por lo que vi a continuación.
La puerta se abrió, dejando ver la cadena del cerrojo que se ponía por si alguien decidía entrar por la fuerza al interior de la casa.
—¿Quién...? —habló Frank, mientras asomaba su cabeza por el hueco de la puerta. Se interrumpió a sí mismo y sonrió al vernos.
Cerró la puerta, y tras de sí se oyó que quitó el cerrojo. A continuación abrió de nuevo.
—Hola, señor De Luque, ¿qué se le ofrece? —El chico se hizo a un lado para que entráramos, pero Samuel no se movió de su sitio.
—No venimos a entrar, venimos para llevarte.
—¿Cómo? —Aquellas palabras sorprendieron a Frank hasta el punto de sentir un poco de miedo. Quise intervenir para que el chaval no se asustara.
—Señor, ¿puedo...? —Samuel me miró y sonrió.
—Adelante.
Yo miré a Frank, y mentalmente puse las palabras en orden, para a continuación articularlas sin tartamudear.
—El señor De Luque... —Samuel me miró y entendí que ya no hacía falta que lo llamara así. Pero me costaba acostumbrarme— Samuel —corregí– quiere que vengas a vivir con nosotros. Te resultará más fácil después de lo que has tenido que pasar. Sólo serán unos días, hasta que sientas que puedes irte.
Samuel y yo volvimos a mirarnos y sonreírnos. Él me tomó de la mano.
Frank observó nuestras manos unidas y esbozó una disimulada sonrisa, luego nos miró a los ojos.
—¿Qué te parece la idea? —preguntó Samuel. Y la sonrisa del chico fue suficiente respuesta.
[...]
—Gracias por haber pensado en mí —dijo el chico, mirando a Samuel con una sonrisa—, señor De Luque. Mil millones de gracias.
Su voz siempre sonaba más aguda cuando hablaba con Samuel. En un principio sabía que eso era así porque le temía. Y aunque eso no había cambiado del todo, podía ver algo más en ello, algo que me hacía sentir una fuerte punzada en el pecho. Respeto. Era la otra cosa que Frank sentía por Samuel.
Y diréis ¿qué tontería es esa? ¿Por qué te hace sentir esa punzada?
Simple, yo también empecé sintiendo sólo respeto por Samuel. Luego cierta admiración, no sabía bien por qué, hasta que una mezcla de confusos sentimientos se hallaron en mi alma. Y cuando me quise dar cuenta, me había enamorado de él.
Claro está que esto no era preocupante. Siempre y cuando Frank se largara pronto de la mansión De Luque. Y era algo que creía bastante posible, ya que el chico no querría "ocasionar demasiadas molestias" Al menos yo contaba con que fuera así.
—No tienes nada que agradecer —respondió, sin dejar de mirar la carretera—. Será un placer ayudar.
Cuando el vehículo se detuvo, nos encontrábamos en un sitio totalmente desconocido para mí.
—Un momento —dijo, antes de bajar del coche—. No tardaré.
Y no lo hizo. Unos minutos después salió con el chico que ya había visto otra vez, y ambos entraron.
—Hola —saludó el chaval—, mi nombre es Rubén. Creo que nunca me he presentado. —Me miró y luego miró a Samuel. Sonrió, dejándome a mí sin entender nada.
—Va a quedarse con nosotros un par de días.
Frank miraba a Rubén con miedo, y el más alto se dio cuenta.
—Oh... Lo de la última vez era todo teatro —dijo—. No tengas miedo de mí. Soy encantador. —Samuel soltó una risita sarcástica y al cabo de unos minutos, el ambiente volvía a calmarse.
[...]
Pasaron unas tres semanas y Frank aún estaba con nosotros.
No habían pasado muchos días, pero me ponía de mal humor que aún siguiera en nuestras vidas.
Las cosas estaban cambiando entre Samuel y yo, y quería que ambos estuviéramos solos.
Estaba intentando acostumbrarme a llamarlo por su nombre, aunque no siempre lo conseguía, y también me estaba haciendo a la idea de que ahora fuéramos cariñoso el uno con el otro. Era todo muy extraño, pero al mismo tiempo me hacía sentir como si estuviera flotando sobre una nube. Era una experiencia increíble.
Ese mismo día, por la noche, el chico que compartía su vida con las nuestras nos había dado la gran noticia. Se iría en un par de días de allí. Al parecer se había dado cuenta de que queríamos tiempo para nosotros. Imaginé que se había percatado de mis miradas hacia él cuando se dirigía a Samuel con esa sonrisa tonta. O quizás se fuera porque empezase a sentir algo por él... Esperaba que no fuera esa la razón.
Pero fuera cual fuese el motivo, se fue. Y eso me hizo sentir un gran alivio. Había estado sintiéndome incómodo en muchas ocasiones, incluso podría admitir que llegué a sentir celos... Sí, lo admito. Pero, ¿quién no sentiría celos cuando se trata de alguien como Samuel?
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Duros caminos del destino [Wigetta y Lutaxx]
Hayran KurguEsta es la historia de cuatro chicos, de los cuales sus vidas se cruzarán entre ellos, tal como el destino. Samuel es un chico millonario, al cual su padre lo consentía en todo, un día chocaron con un chico, el cual se reconocería como regalo para s...