Un jodido trapo de piso lucía mejor que ella en esos momentos. Tenía sus mejillas rojas y empapadas de lágrimas. Gracias a Dios no llevaba maquillaje, en vez de pena habría dado terror.
Se recogió el cabello en una simple coleta y se sacó el abrigo para tirarlo sobre el respaldo del sillón. Caminó hasta al refrigerador y saco un pote de helado de chocolate de Ben & Jerry’s, tomó una cuchara y se fue directo a su habitación.
Colocó en el reproductor el último álbum de estudio de Michael Bublé; To Be Loved.
A medida que pasaban los minutos ella más se convencía que escuchar ese álbum era igual que desojar una margarita. Eran canciones lentas y movidas, eso te daba la posibilidad de decir: me suicidio, no me suicidio, me suicidio, no me suicidio. Era demasiado hermoso, pero no podía arriesgarse a él en estos momentos.
Estaba deshecha. Se sentía como si hubieran tomado su corazón y hubieran bailado sobre él. Despedazado.
Podría describirles perfectamente esa escena.
Estaba recostada en su cama, cantando en el medio del llanto mientras una cucharada de helado iba ingresando a su boca. No se sorprendía de que él no la haya elegido. Si ella fuera hombre tampoco se elegiría.
No era la mujer más femenina del mundo, no usaba faldas ni zapatos de tacón, tampoco hablemos del maquillaje. Era total y completamente diferente a sus amigas.
Pero ese no es el punto. Hablemos de su estado depresivo.
Había mantenido una rara relación con un sujeto, pero no era cualquier sujeto. Era especial. Si, lo sé, todos son especiales para nosotras hasta que realmente descubrimos lo patanes que son y decidimos olvidarlos, aunque no olvidemos absolutamente nada.
En fin, Federico si era un patán, uno hecho y derecho. Había salido con ella durante dos meses, era genial, lo mejor que le había pasado hasta ese momento. Pero era como si el destino dijera: “Oh, Ludmila está a punto de ser feliz, que termine.”
Y así es, todas las cosas buenas en algún momento tienen que terminar.
Gracias a la llegaba de ese sobre dorado que estaba en el cesto de la basura de Federico, ella dejo de ser una estúpida ingenua habitante de un planeta de unicornios.
Ese sobre no era cualquier sobre. Es una invitación, a una boda. Con solo recordar la inscripción ya se ponía a llorar:
“Federico Bieber y Katherine Woodgate
Te invitan a celebrar su boda en Roma, Italia.”
¡Maldición! Si seguía recordando iba a optar por no salir de su cama nunca más. Odiaba a Federico y su estúpida prometida.
Ella solo había sido su juguete antes de que tenga que ver el mismo trasero durante años.
Al otro lado de la cuidad tenemos al pequeño Federico con algunos inconvenientes…
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Esta nove es ADAPTADA, NO ES MIA!!! pero es muy linda y las quise compartir con ustedes
Pd: Ludmila en esta nove es todo lo contrario a como es en Violetta jfhdjdkkd
××××MelyDeBlanco××××