Our History

1.Mueve tu trasero

Sus ojos se enfocaron en los semáforos esperaba su turno para pasar era un día realmente hermoso las nubes adornaban el hermoso cielo azul.

Harry llevaba una larga lista (específica) de su amigo eran dos hojas de lo que el quería, vivir con Niall era como vivir con una mujer embarazada siempre tenía " antojitos".

Sonrió al ver a lo lejos a un gatito pasar la calle, Harry amaba a los gatitos.

-Buenos días John.-dijo sonriendo al vigilante del mini súper.

-Buenos días Harry, ¿Que te trae por aquí?...¡oh! Déjame adivinar... Niall.

-Antojitos.-dijo caminando hacia su primera cosa en la primera lista. Nutella.

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Harry suspiro llevaba más de media hora y aún iba por la mitad de la primera lista; él amaba ir al super y convivir con la gente pero era estresante comprar comida y comida y...comida.

Pasaba por barritas sabor fresa para su amigo estas se encontraban cerca de la puerta de entrada, donde iba entrando un chico, no cualquier chico o quizás si, pero a la vista del mayor él era diferente.

Era más bajito que él como por una cabeza, cabello castaño, unos ojos azules y un...un... unos lindos pantalones.

-Buen trasero se carga ¿no?-dijo una voz atrás de él, provocando que dejará salir un gritito y aquel chico volteo verlo por sólo un segundo.

-Yo... em...¿Qué?.

-El trasero del chico, es lo que veías¿ no?-dijo el morocho.

-No. Yo...no, trataba de ver los precios del shampoo, ves justo ahí.-señaló.

El morocho soltó una carcajada, este chico lo creía tonto o qué.

-Cómo digas...como digas.-se alejó.

Harry se sentía avergonzado había hecho un oso.
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-Cereal fitness para mantener la figura.-rió, toda la comida que pidió y ahora pedía algo" saludable".

Harry sabía perfectamente que los cereales estaban en el pasillo 5 iba empujando el carrito, parando en el pasillo indicado.

Se paró a lo lejos a observar al pequeño, pero encantador chico de hace rato.

-Malditos cereales.-dijo el ojiazul.

-Quizás si apilaras varias de las cajas de chocolates alcanzarias.-dijo el más alto observandolo desde lejos.

-ó podrías venir hasta acá y ayudarme, grandulon.

El rizado sólo se rió acercando su carrito hacia el pequeño mandon.