Incoherente telenovela.

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—Creo que tienes que contarme muchas cosas— dice y de repente, tengo la necesidad de presionar el botón y cortar la llamada. No quiero esmerarme en pensar en lo que ha pasado últimamente, me gusta guardarme los recuerdos buenos para rememorarlos antes de dormir por la noche. Pero sé que tiene tantas preguntas, y yo también, aunque solo me interesa una. Leila me habla tranquila, por lo que entiendo que Elena no le contó sobre mi descuido en el baño esta mañana.

—Lo sé—acierto. —Oye, ¿Zayn se ha cambiado a nuestro colegio?

—No desvíes el tema, Aria. 

—Tú no lo hagas. Y cuéntame, sobre Zayn. Ya sabes, no soy tonta.— suspira derrotada. Sabe que para que yo acceda, ella debe hacerlo primero. Así de terca me tiene, mientras que sé que después de tan solo un poco de esfuerzo me rindo. Creo.

—Sí, Zayn se ha cambiado. Y por lo que tengo entendido vendrán Louis y Liam también.—me imagino a los cinco mosqueteros juntos en el colegio. ¿O eran tres? Bueno, esto es una excepción. 

—Bueno, ahora cuéntame sobre tu y él— digo mientras que la intriga me ansía. Leila y Zayn. Dos personas que prometen ser la pareja del año. Bueno, yo lo veo así. 

—Solo somos amigos— ya me la venía venir. La sonrisa impaciente y emocionada en mi rostro se desvanece. Leila resulta ser más testaruda que yo. 

—Soy tu amiga, no me mientas.

—Aria, lo digo enserio, somos tan solo buenos amigos.—y escucharla decir eso me decepciona. No sé porque estoy tan empecinada en averiguar acerca de aquella relación, quizás es porque sé que hay algo más, algo escondido y que promete, aunque Leila trate de ocultarlo. 

Me habla sobre idioteces que no me importan ni a mi ni a ella, sé que trata de evitar el tema “Zayn” y su tan poco convincente “Solo somos buenos amigos”, y yo también lo hago, ya que sé que seguiría respondiendo lo mismo. Aunque, eventualmente y juro que inconsciente también, lo menciona varias veces en su relato absurdo y barato. Pésima mentirosa. Habla de Zayn y resulta ser más que obvio. Suspiro, humorada y divertida. ¿Como es que Leila es tan terca y no lo admite de una vez por todas? Sé que Elena en esta situación insistiría hasta tal punto de sofocarla y ella no tendría mas salida que rebelar sus pensamientos y sentimientos a la luz. ¿Ya la habría presionado? Oh, seguro que sí. Tan Elena. Siempre presente en mis recuerdos.

“Hablo de ella como si estuviese muerta” pienso y me sorprendo. Es verdad. Aunque ¿lo estaba? Últimamente, estaba en ese estado tan extraño, incapaz de ser comprendido por mí. Me pregunto cuánto mas podría durar ese enojo, problema o lo que sea que tenía. 

—¿Sabes qué es lo que sucede con Elena?— pregunto, interrumpiendo a Leila. El silencio haciendo su incómoda aparición. Casi la puedo oír tragar saliva desde el otro lado de la línea. 

—No debería decírtelo—dice. “¿Pero?...”—pero creo que está enojada contigo.

—No me digas Sherlock Holmes. Juro que eso no se me había ocurrido.—digo. Lo que me faltaba. 

—Está bien. No sé que es lo que ha pasado. Ella no ha mencionado nada y pensé que deberían arreglarlo entre ustedes, pero veré que puedo hacer, hablaré con ella—promete. Suspiro de alivio. ¡Alguien hará algo, por fin! Le saco la lengua, feliz, a mi orgullo que se ha negado a dar cara de frente a la situación. —Debo ir a clases de equitación, hablamos luego. 

—Bien— nos despedimos, y no evito terminar con un “Adiós, Zayn” que la hace soltar un suspiro de una combinación de exasperación e irritación, mientras que yo río. Molestar a tus amigas resulta lo más entretenido a veces. 

Its Gotta Be YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora