El despertador sonó en cuanto dio las 6:00 a.m, JungKook odiaba oír un pitido de ese objeto despreciable, con sólo pensar en el hecho de que debía despertarse a esas horas su ánimo iba empeorando rápidamente; se colocó boca abajo tomando su almohada, mientras ponía ésta encima de su cabeza, para tener un intento fallido de dejar de oír aquél ruido tan irritante. Suspiró con desgano y fijó su vista en el reloj;
Te odio. -Mencionó el chico para luego levantarse e ir hacia el baño a darse una ducha rápida. Cuando terminó de ducharse fue directo hacia la cocina para desayunar, mientras secaba su cabello con una toalla pequeña.
Su celular comenzó a sonar, dando vista a una llamada de su novio, una sonrisa ligera se formó entre la comisura de sus labios, contestando ésta rápidamente.
›Hola, Yoon.
›Hola, Kookie, ¿cómo despertaste?
›Como siempre, de mala gana. ¡Y todo eso por ese estúpido y desgraciado despertador! -En cuanto terminó de decir aquello oyó una risa algo exagerada por parte del mayor; por otro lado, a YoonGi le encantaba hacer irritar aún más al menor, ya que cuando el mencionado se enojaba se convertía en alguien totalmente adorable.
›¿De qué te ríes, eh?
›De ti, ¿por qué?
›Okey. -JungKook cortó la llamada, pero al hacerlo comenzó a reír como idiota, se creía "malvado" a su modo.
Preparó las últimas cosas y fue directo al colegio con una sonrisa de par en par; sí, su ánimo cambiaba a los segundos, pero todo eso era gracias a que era el último día de clases y tendría más tiempo para ver a su chico, de lo contrario estaría amargado como la mayoría del tiempo.
La mañana parecía ser eterna para JungKook, él sólo quería llegar a casa, tirarse en su cama y no volver a despertar después de cuarenta años. Cuando vio que el reloj del aula en que se encontraba había marcado las 2:00 p.m. Tiró sus hojas al otro lado del lugar sin que nada le importara y comenzó a saltar en las mesas y sillas de allí, sentía que había estado en una prisión y era libre al fin.
Al salir de clases empezó a bailar con la primera persona que esté a su vista, su felicidad y amor por salir de ese lugar eran inexplicables, hasta que el director se cruzó en su camino mirándolo y dirigiéndose hacia el chico un tanto con una expresión neutra; el menor sonrió nervioso sin saber cómo salvarse esta vez, así que lo único que pensó fue salir corriendo de allí, cosa que hizo en el instante. Llegando a la salida el secretario del director paró a aquél que estaba corriendo como un demente, el director se acercó donde estaban los dos mencionados anteriormente y tomó con su diestra la oreja del pequeño para arrastrarlo hasta la dirección.
›Toma asiento. -Dijo el hombre señalandole al otro la silla que estaba en frente de él. JungKook hizo una mueca y lo miró con desprecio.
›Me quedaré parado. Ahora escucheme, señor director, no puede andar por la vida impidiéndole a los alumnos no estar felices por las vacaciones, así que que mejor váyase a... -Cuando el castaño iba a terminar de hablar fue interrumpido por el de más edad.
›Su novio llamó, dijo que vendría por usted hoy. -Una sonrisa instantánea se formó en el rostro de JungKook y comenzó a gritar como estúpido, el día estaba siendo mejor de lo que él imaginaba.
Se despidió del director y fue directo hacia la puerta de salida del instituto, cuando vio a su pareja elevó su mano derecha hacia arriba en mono de saludo y corrió hacia éste, pero notó que no estaba solo, sino que había alguien no muy agradable para él. Abrazó a YoonGi con dulzura y dijo sin quitar su vista del mismo.
›¿Qué hace éste aquí? -Señaló con su dedo índice al chico pelirrojo que se encontraba junto a su novio, mientras el menor sentía cómo le hervía la sangre.