Hope

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Tae Hyung sabía que quería eso: tener al tipo desconocido entre sus piernas, besándolo y succionando su piel. Así, su mente estaría ocupada en cosas que no dolían, o al menos lo hacían de manera placentera. Se tumbaron en la cama de aquel motel y notó cómo unas manos grandes pero delicadas se metían por dentro de su camiseta, apretando su delgada cintura. Él deslizó la cabeza al lado de su cuello y se lo besó, escuchando un leve jadeo escapar de su boca. Ni siquiera recordaba su rostro, ni su voz, ni la razón que le había llevado a querer tener sexo con él de esa manera. Solo sabía que le movía la desesperación de vaciar su mente con cosas que no fueran lo que había pasado horas antes.

Su camiseta acabó siendo lanzada a un rincón del cuarto, pero su cuerpo estaba encendido por el deseo y el alcohol y a él le daba igual que estuvieran a menos de diez grados de temperatura esa noche.

Deslizó su boca hasta toparse con el hueco en su clavícula y paseó su lengua despacio. Olía a frambuesa y sabía a gel de ducha.

Notaba los estremecimientos del desconocido bajo su cuerpo y disfrutó poder provocar aquello en él. Metió sus manos por dentro de la camisa y se la arrancó, viendo cómo los botones salían disparados hacia todos lados. Valoró si disculparse. No lo hizo, porque el tipo agarró su rostro con ambas manos y tiró hacia él, atrapando su boca y besándolo como si no hubiera mañana. Joder, qué necesitado debía estar.

Volvió a besar su cuello, la nuez bajaba y subía, su corazón latía rápido. Apoyó la oreja con curiosidad unos segundos antes de seguir su trabajo. Llegó con su boca al cierre del pantalón y se dio cuenta de que no quería seguir alargando eso más. Movió sus manos con rapidez y se los desabrochó, con la intención de bajárselos y dejar sus calzoncillos al aire libre. Aún con la tela del tejano, sabía que el desconocido tenía toda la sangre concentrada en la entrepierna.

Unas manos sobre sus muñecas lo detuvieron.

-¡Hey, espera, espera!

-No.-gruñó, peleando para soltarse y poder deshacerse de la maldita ropa. Notó cómo el otro intentaba escurrirse debajo de él y al final logró tumbarlo de lado y enderezarse. La camisa rota colgaba como un trapo y podía entreverse el elástico de su ropa interior, pero se abrochó de nuevo el pantalón.

-¿Qué cojones te sucede?

-¡Qué cojones te sucede a ti!-escupió, saliendo de la cama y poniéndose en pie de un salto. ¿Por qué le cortaba el rollo?

-Ni siquiera estás excitado. Solo ibas a la desesperada. Me pareciste... diferente. En el bar, ya sabes.

-Se supone que es solo sexo, ¿qué narices...?-calló. El otro empezó a negar con la cabeza. El cabello castaño caía, húmedo, sobre sus ojos del mismo color. Tae Hyung se dignó entonces a reparar en su nariz larga y la rojez de sus labios hinchados.

-Debería serlo, pero yo no soy así. Además-se puso en pie, observando el desastre de su camisa, mirando acusatorio a Tae Hyung. Éste quiso echarle en cara que momentos antes no había parecido importarle, pero cuando siguió escuchándolo se dio cuenta de que sus ojos no estaban sombríos por unos botones rotos-, me estás usando por despecho. No me gusta sentirme como un sustituto.

-¿Por qué te importa eso? Solo íbamos a...

-Porque no quiero que me trates así, aunque no me conozcas, Tae Hyung- ¿en qué momento de su borrachera le había confesado su nombre?-. Ya sé que los tipos de ese bar suelen tener juergas de una noche y ya está. No es mi primera vez allí, y siempre me voy solo, porque no es eso lo que busco. Pensé... que tú eras diferente-desistió de intentar colocarse la camisa y decidió dejar su piel bronceada y cuerpo musculado al aire libre-. Veo que me equivoqué.

Hope (VHope)Where stories live. Discover now