primer día

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Cuando llegamos a la nueva casa, de dos pisos y espaciosa, desempacamos y bajamos las cosas del camión de mudanza, con ayuda de Dani. Aunque le dijimos que si quería podía irse, el prefirió quedarse a ayudar lo que me hizo sentir incomoda. Sam era extremadamente fuerte aunque no lo asimilaba.

-ten cuidado con esas cajas son pesadas y no quiero que te lastimes-le advertí preocupada.

Dani lanzo una carcajada y luego agrego:

-si son tan pesadas porque puedo hacer esto-parecía estar disfrutando de una broma privada. Casi no lo conocía pero por alguna razón cuando levanto tres de esas pesadas cajas a la vez me preocupe por el como nunca por alguien. Pero él se veía como si estuviera cargando una pluma.

-wow... ¿cómo haces eso?-exclamé sorprendida y asustada por sus huesos al mismo tiempo.

-no me digas que pensabas que era un debilucho, porque eso me ofendería-rio sabiendo que lo que él decía era justo lo que yo creía.

Decidí seguirle el juego.

-nunca te ofendería-le dije irónicamente.

-lo sé-dijo con una voz tan tierna que me dejo sin habla. Ese chico en si me dejaba sin habla, cuando me di cuenta lo que estaba pensando sacudí la cabeza para sacar esa idea de mi cabeza.

Íbamos tan rápido con la fuerza de Daniel que para cuando anocheció ya todos teníamos el cuarto decorado a nuestro antojo. Cenamos con Dani, hasta que el insistió en que debía irse, le dimos las gracias lo saludamos y luego me fui a acostar.

Estaba tan inmersa en mis pensamientos sobre este desconocido que casi olvido que al otro día empezaba en una nueva escuela, ósea empezar a hacer amigos de nuevo, aprobar materias de nuevo, y empezar de nuevo en la escala social. Me dormí pensando en cómo serían mis profesores, mis compañeros, y si él estaría allí.

Me desperté mire el reloj y casi me da un infarto, eran las 8:30, y mis clases empezaban a las 9:00.

Me cambie, cepille mis dientes y baje a desayunar tan rápido que casi tropiezo con los escalones cinco veces. Desayune lo más rápido que pude, tome mi mochila y salí rápido a tomar el autobús. Estaba justo pasando por enfrente de mi casa.

-¡ESPERE!-grité desesperada por llegar a subir al autobús. Al parecer no me oyó porque no se detuvo en ningún momento. Empecé a caminar para ver si encontraba un colectivo o taxi y cuando empecé a aceptar que no había ningún transporte a esa hora en Edwinstowe oí un fuerte sonido como una bocina que provenía de una camioneta que estaba llegando a mi lado. Mi corazón se aceleró cuando ese muchacho salió del auto, era Dani. ¿Pero que hacia allí?

-parece que se te fue el autobús-rio aunque a mí no me pareció divertido-¿hacia dónde te diriges?-

Lo mire y de repente se me ocurrió algo maravilloso, pero luego lo descarte.

-no, él no podía ir conmigo a la escuela parecía mayor-pensé desanimándome. ¿Qué estás pensando Dafne? Me regañe a mí misma.

-voy camino a la escuela, estaría genial si me llevaras, pero si vas a otro lado no importa, se caminar-le dije sin saber cómo decirle que obviamente quería que me lleve.

-¡que coincidencia!-exclamo. Mi esperanza volvió a nacer-yo estaba yendo allí justo ahora-

Mis pies ya no respondían por la alegría de al menos conocer a alguien en el colegio aunque ese alguien me causara escalofríos, pero igual los obligue a caminar hacia la camioneta. Al subir me desplome en el asiento, recién me daba cuenta de que estaba muy cansada.

Mientras íbamos a la escuela el me hizo varias preguntas respecto a mi vida.

-hey, Dafne ¿Cuántos años dijiste que tenías?-

En el medio del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora