Puro amor

Alexander

Hoy era 14 de febrero de 2006.
Un día para una niña de 8 años común y corriente. Elizabeth se levanto esa mañana para ir a la escuela. Estaba muy emocionada, por el simple motivo de que en su escuela harían un intercambio de san valentin en su salón de clases. Ya tenia su regalo listo para dárselo a la persona que le toco y quería saber quien le regalaría a ella.

Al estar lista, su madre la deja en la escuela y ella caminó hasta su salón. Estaba muy hermoso decorado y habían regalos y goblos por todas partes. Elizabeth saludo a sus amigas muy emocionada y lo vio... Allí sentado como siempre, solo. Su corazón dio un salto de alegría al ver que él también la miro por segundos. Deseaba de todo corazón que él fuera quien le regalara ese día.
Llego la hora del intercambio y le toco el turno a Elizabeth...

-Vamos Elizabeth es tu turno, ¿quién te toco? - dijo la maestra.

-Me toco regalarle a... DANIELA. -dijo emocionada Elizabeth.

Daniela se levanto rápido, le dio un fuerte abrazo, tomo el regalo y se sentó junto a ella.

Iba uno a uno hasta que le toco a él... Alexander Daniels el niño de pelo castaño, ojos mieles y tristes...
Alexander tímidamente se levanto, junto a su regalo.

-Me toco regalarle a E... Eva. -dijo Alexander triste.

Eva se levanto rápidamente feliz de la silla y le dio un abrazo y un beso en la mejilla a Alexander. Elizabeth no sabia el porqué al ver esa escena, sintió enojo. Pero lo ignoro, como hacia con todos sus sentimientos hacia Alexander.

Eran niños, jamas sucedería nada.
Su día termino bien, pero no como ella quería. Esperaba ese momento en el que el algún día le hablara. Pero sabia que eso jamas seria posible.

Llego el día 18 de febrero de 2006. El cumpleaños de Elizabeth. Ese día iban a celebrar una gran fiesta en su casa junto a sus amigas.

-¿Estas lista para tu fiesta? Ya son las 2 de la tarde, ya están de camino. -dijo su mamá.

-Si mami, ya estoy lista. - dijo-

-Bien, iré a ver como anda todo afuera. No quiero que los pájaros se coman el pastel que te prepare. -dijo su madre y salió de la casa mientras su celular sonaba y lo contesto-

Al pasar el rato su casa estaba repleta de personas. Ya todas sus amigas habían llegado y jugaban a las escondidas. Ese día se le fue volando...

Ya era hora de que todos se fueran y se fue despidiendo hasta que la casa quedo vacía.

-Hija, aun no te vayas a tu cuarto, falta un invitado en llegar - dijo su mama-

-Pero ya la fiesta acabo. ¿Quien va a venir? -dijo Elizabeth confundida-

-Ya veras hija, es una sorpresa. Mira creo que ya llegaron, sal afuera que te esperan.

Elizabeth abrió la puerta de su casa para encontrarse con la persona que jamas se imagino. Alexander estaba allí, con una canasta extremamente grande.

-Hola, esto es para ti. - dijo Alexander tímidamente y con una tierna sonrisa en sus labios.