Capítulo 9

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Lucas, se encerró en el cuarto de baño. En donde empezó a desnudarse con

furia. Necesitaba una ducha fría, no tendría que haberla besado. No se encontraría

en aquel estado de excitación, si simplemente se hubiera limitado a tener las manos

quietas. Pero Sabrina, era siempre una tentación. Y aquel día, con un biquini sexy y

a solas en un dormitorio con una gran cama, era normal que hubiera pecado. Por

suerte, había vuelto su cordura a tiempo.

Desde que había llegado, que tenía aquel brillo de tristeza en la mirada.

Sabía que era por que se sentía culpable, por todo lo ocurrido y lo que tenía que

ocurrir. De manera, que había tenido que sacar un poco de artillería. Tenía que

hacer que se enfadara un poco y no se echara atrás en su plan, necesitaba que lo

llevara acabo.

No le gustaba verla sufrir, pero era justo que probara un poco de su medicina.

Después, esperaba que todo fuera diferente. Bueno, al menos ella estaría más

tranquila al saber que no iba a reclamarle nada por las noches. ¡Maldito fuera! ¡No

tenía que haber sustituido el sofá por aquella estúpida banqueta! Se le iba hacer

eterno, el dormir a su lado. Sabiendo que si quisiera podría tenerla, que solo tendría

que decir unas pocas palabras... Pero no era el momento. Ella era virgen y se

merecía una noche mágica de bodas. Bueno, esperaba...No, rezaba por que no

ocurriera ningún improvisto y aquello, no se pudiera cumplir nunca.

Cuando salió del baño, esperaba encontrárselo pero tuvo una grata sorpresa

al hallarse allí su madre.

-Que rápida que eres -sonrió Sabrina.

-Sí -rió-, tenía ganas de que me enseñaras un poco la casa. Tú prometido, ha

ido hacer unas llamadas a su despacho.

-Serán cosas del trabajo... -Intentó ocultar cualquier tipo de sentimiento, y

comportarse como una feliz y enamorada mujer.

-Estoy tan contenta, has encontrado un hombre magnífico. Su carácter, me

recuerda mucho a tu padre.

Dudaba, que su padre hubiera sido un rico libertino, pensó con amargura.

Acabó de abotonarse la camisa de lino, y se giró hacia su madre.

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-Vamos... -Sonrió, mientras la abrazaba.

La comida fue muy agradable. Sophía y su madre, ya tenían planes para ir a

dar una vuelta por la isla, con amigas de ella. De manera, que se quedaron los

jóvenes jugando a las cartas bajo la sombra de un gran árbol en la terraza.

-¡Eh! -Chilló Marta, interrumpiendo la concentración de todas-. Estos dos, se

están pasando cartas -Señaló riendo a Thom y Helen.

-¡Mentira! -Protestó Thom.

-No sabes perder -Señaló Helen en broma a la otra chica, sin poder esconder

Saga Edificio XIV -Doble Trampa-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora