Capítulo 5

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—Perdona —es una voz que ya he oído antes.

Miro a mis espaldas y el muchacho rubio, de nuevo, se está dirigiendo hacia mí.

—Todos mis compañeros tienen pareja y... te he visto aquí sola y me preguntaba si ya tienes compañero.

—¡No! —digo con demasiado entusiasmo, de lo cual inmediatamente me arrepiento—. No —digo de nuevo, esta vez más calmada.

—Bueno, ¿quieres ser mi pareja... de trabajo? —¿Era necesaria la última aclaración?

—Sí. —Nos sonreímos y nos miramos sin saber qué más decir.

Entonces me fijo en él, y todo lo guapo que me había parecido la primera vez que lo vi, se multiplica por dos. Al ver de cerca sus ojos marrones medio tapados por su melena corta rubia oscura y ligeramente despeinada y su sonrisa decorada por una dentadura perfecta me quedo penosamente anonadada. Muy típico, ¿verdad?

—Tendremos que intercambiarnos los números, ¿no? —me dice él rompiendo el silencio.

—Sí, claro.

Abro mi libreta y arranco dos trozos. Uno se lo tiendo a él y en el otro escribo mi número y mi correo. Él hace lo mismo y después intercambiamos papeles.

—Gracias —digo casi en un murmuro desapercibido.

—Bueno, vuelvo a mi asiento —dice finalmente—. Por cierto, soy Eliot.

Qué absurdo que nos hayamos dado antes los teléfonos que los nombres.

—Alison.

Me sonríe una última vez y se marcha.

Una vez fuera de clase, Kat comienza a bombardearme con preguntas.

—¿También solías hacer los trabajos con los más buenorros en el instituto?

—¡Qué va! Los solía hacer con mis compañeros de la banda de música.

—O sea, los pardillos —dice Kat sin escrúpulos.

Me hace reír.

—Los pardillos son buena gente —defiendo, considerándome una.

—Pero no dejan de ser pardillos. La verdad, no me importa. Me interesa más "tu compañero" —dice esto último en un tono pícaro—. ¿Cómo se llama?

—Eliot.

—Mmm... Eliot... le queda bastante bien ese nombre.—Noto cómo me mira de arriba abajo—. Haréis buena pareja.

Ahora sale una fugaz carcajada de mi garganta.

—¿Qué? ¡No!

—Venga Alison, ¡tú estás buena! Apuesto a que siempre te llevas a los más guapos.

—Sí, en mis fantasías. Y preferiría que me dijeras "guapa" a secas. La verdad es que creía que iríamos juntas tú y yo. Aunque por otra parte pensaba que había muchas posibilidades de que Steven se me adelantara.

Ahora nuestro semblante se vuelve un poco más serio.

—Bueno, es ley de vida.

—¿Qué tiene eso que ver? —pregunto a Kat completamente extrañada.

—Mira, yo clasifico el aspecto de las personas por rangos.

—¿Rangos?

—¡Sí! O niveles, como prefieras llamarlo. Hay cinco niveles. En el nivel más alto, están los Dioses del Olimpo. Después están los guapos, o sea, ese tal Eliot, tú...

Acordes de amor y despedidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora