Capítulo 5

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La cabeza me da vueltas.

¿Qué hice?

Cuando por fin llego a planta baja y salgo del ascensor me dirijo fuera a toda prisa.
Por suerte Julieta había dejado su auto justo frente a la puerta del edificio, por lo que subo rápidamente. Me giro y al mirar hacia atrás veo a Lorenzo en la puerta.

—Vámonos Juli —digo recostándome en el asiento mientras me coloco el cinturón de seguridad.

—¿Qué pasó Isa? ¿Por qué el apuro? —pregunta adentrándose en el tránsito.

—Ay Juli, soy una idiota —me lamento.

—¿Por qué lo dices?

—Dejé que ese imbécil me besara, Julieta —murmuro rozándome los labios con la yema de los dedos. Aún podía sentir el calor de sus labios sobre ellos.

—A ver ¿Y por eso eres una idiota? ¡Isabella Rienzo, por Dios!

Siempre que me regaña me llama por mi nombre completo. Así que ya sé que me espera un sermón.

—¡Tú no entiendes, Julieta!—intento defenderme.

—¿El qué no entiendo? ¿Que un hombre de infarto, se interesa en ti, y que a ti también te atrae, pero no tienes el valor para reconocerlo? ¿Eso es lo que no entiendo, Isabella?—dice mirándome, al frenar en un semaforo.

—¡No! No me gusta ese hombre.—niego con total seguridad —. Ya te lo dije, es guapo, ¡Pero nada más, no me interesa! —agrego dando el tema por terminado.

Seguimos el viaje en silencio. Mi cabeza da vueltas y mis pensamientos van del fantástico beso con Lorenzo a las palabras de Julieta.

¿Realmente me gusta ese hombre?

Sí, es sexy, y cuando quiere es dulce, pero no me gusta para nada cuando se pone engreído. Además es un mujeriego ¿En qué lugar quedaría yo en caso de tener algo con él?

Si hay algo que no me interesa es complicarme la vida con un hombre, por más guapo que sea.

Y luego está la fotografía que vi en su casa.

¿Quién será esa chica? ¿Su novia?

Sacudo la cabeza desechando esos molestos pensamientos. Sea quién sea, no me interesa, después de todo no volveré a verlo, y eso me tranquilza.

Veinte minutos más tarde, estamos en mi casa.
Al entrar, como siempre, Lola corre a recibirnos entre saltos y lambetazos.

—¡Hola hermosa! ¿Extrañaste a mamá? —le hablo mientras le acaricio. 

—Creo que sí lo hizo —dice Julieta, que se había mantenido en silencio hasta ahora —Mira, anoche vine a darle comida y agua pero no ha probado bocado —agrega señalando el comedero.

—Oh Juli ¡Gracias! No pensé que vinieras con el miedo que le tienes a los perros.

—Bueno no iba a dejar que tu "hija" se muriese de hambre—dice sonriendo.

—¡Gracias! ¿Qué haría sin ti eh?—digo abrazándola.

—Eso mismo me pregunto yo—me responde y ambas reímos.

—Oye ¿Te comunicaste con Javier? —pregunto mientras pongo a cargar mi celular.

—Sí, lo llamé de nuevo hoy temprano, Isa. Le tocó volar a Brasil, vuelve mañana a la noche. Quedó muy preocupado, pero lo tranquilicé —me dice.

—Sí tengo en el celular varios mensajes de voz suyos, pero luego de llamarte me quedé sin bateria.

—Isa, deberías acostarte, recuerda que debes hacer reposo. Yo ahora debo regresar a la revista, pero en cuanto salga me vengo para acá.

Deliciosa AdicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora