Entre sexo, depresión y poquito de amor.

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- 'Y él se enamoro de la niña más insegura; queriéndola con sus temores, su inseguridad, sus heridas y sus secretos, ella era un infierno, pero a él no le importaba... sólo sabía que la amaba'.

Era un viernes por la noche y ahí estaba Melissa, cubierta hasta la cabeza por las sábanas de su cama, llorando de nuevo por el recuerdo de aquél hombre que la hizo así de... frágil, fría, vulnerable.

Mordía la almohada mientras las lágrimas de rabia inundaban su rostro. ¿Cómo es posible que haya sido tan estúpida? Trató de recordar alguna razón mientras episodios vividos con su ex pareja pasaban por su mente: Su primer beso, las canciones que le dedicó, su primera vez, la forma en la que él la tomaba de la mano, el gesto que hacía con la nariz, los apodos que él le ponía, las peleas, su último beso. Lo peor de todo, pensó, es que esto ya pasó hace un año y todo este odio acumulado no me deja amar a alguien más. Y sí que quería amar a alguien, mejor dicho a cualquiera. Sólo quería otra excusa para llorar, se odiaba a sí misma cada vez que lloraba por su pasado, necesitaba desesperadamente un nuevo amor para que barra por completo con el recuerdo del anterior.

Debo hacer algo pronto, pensó, no quiero vivir enamorada de un recuerdo, y menos de uno que se hace más borroso con cada lágrima.

Con el rostro empapado y su canción favorita como fondo musical, poco a poco los bostezos se hicieron más seguidos, y los pensamientos autodestructivos cesaron. Las pesadillas se apoderaron de sus sueños y los gritos en la madrugada no tardaron en aparecer. Eran las 3 a.m, y Melissa estaba desesperada, sin pensar realmente en lo que hacía llamó a su ex; y los recuerdos simplemente dominaron su mente, cuando solían estar juntos ella lo llamaba cada vez que tenía pesadillas, lo cual era casi a diario. Melissa estaba apunto de colgar, pero inesperadamente él contestó:

- ¿Melissa? ¿Estás bien?

+ Sé que es tarde pero... ya no puedo más, acabo de tener una pesadilla, lo siento por llamar. Fue estúpido de mi parte.

- No, está bien. ¿Y ahora qué pasó?

+ La misma pesadilla recurrente.

- Fue sólo un sueño, vuelve a dormir.

Melissa colgó, y al otro lado de la línea Mauricio suspiró.

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