Capitulo 1

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Entré como todos los días a mi clase de literatura, con el profesor Adams. Siempre me he sentado hasta el fondo, a un lado de este chico, llamado Misha, Misha Hamilton , y ése día no fué la excepción. Nunca había sido cercana a Misha, para ser sincera nunca le había hablado antes; pero lo conocía desde hace ya mucho tiempo.

El chico siempre se veía con una mirada triste en sus ojos. Muchos me decían que su vida nunca ha sido muy buena pero, soy una chica con mente abierta, y pienso que la gente no es siempre lo que parecen ser.Ese día, yo trabajaba en una práctica cuando el profesor, el Sr. Adams disparó la pregunta con lo que todo empezó.

- Bien clase, trabajen con su compañero de al lado para comparar sus respuestas.
Todos se acercaron en pareja, pero yo solo me quedé ahí, insegura. No soy de esas personas que entablan conversacion rápidamente, ni tampoco soy muy sociable. Pero está bien, solo es un trabajo en clase. No conocía a este chico y siendo honesta no se veía muy agradable.
Así que me acerqué a Misha silenciosamente, asi sin hablar. El continuaba escribiendo lo que sea que el estuviera escribiendo, pero de algo estaba segura, no era nada relacionado con la materia.
- Uhm, ¿Quieres leerme tu respuesta? - Le dije en un bajo tono de voz, fué la primera vez que me dirigía a el. Misha se veía tan guapo, lo era y mucho. Siempre lo había dicho. Y, sabía que si me sonreía, me iluminaría el día; el problema se situaba en que, él nunca lo hacía.
-No. - Apenas y me contestó, fué casi un suave susurro, se escuchó seco y frío.
-Bueno, entonces ¿quieres que te lea la mía?.- insistí
-No. - Volvió a contestarme de la misma manera, yo solo lo miré con cierta incredulidad. Fué tan indiferente; ni siquiera se molestó en voltearme a ver.
-Uhm, está bien.- me resigné.
El profesor tenía ya la costumbre de dejar de llamar a Misha, ya que el nunca decía nada bueno. En cambio, yo pensaba y estaba casi segura de que el era inteligente, pero no le gustaba gastar su tiempo.
El timbre sonó y separé mi asiento del de Misha, y comencé a guardar mis útiles. En ese momento, sentí una mirada; Misha me estaba mirando. Sentí su mirada como nunca había sentido otra antes. Jamás había mirado hacia mí, nunca. Rápidamente miró hacia lo lejos, se levantó de su asiento y salió rápido hacia la puerta.
A partir de ese día, la manera en la cual miraba a Misha Hamilton cambió repentinamente. Necesitaba ayudarlo, tenía que ayudarlo. Eso fué lo que estube pensando todo el día.

Peligroso AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora