CAPÍTULO XIII

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Seguimos el camino hasta llegar a aquel mercado, pero tenemos que parar porque hay demasiados GC. Nos ponemos en un lateral del edificio.

-Tenemos que regresar, no podemos secuestrar una camioneta de ellos sin que nos vean –dice David.

-Sí podemos, hay que matarlos –dice Óscar.

-No, no quiero matar más gente –digo.

De repente, veo cómo Luis saca un cuchillo afilado y del tamaño de su antebrazo.

-No vas a usar eso ¿o sí? –le pregunto, asustada.

-¿Por qué te pones así? Estos son los discípulos de Susana...

-¡No! Estas personas sólo siguen órdenes de ella. Estoy segurísima que ellos no quisieran hacer esto... -comienzo a decir tan alto que un GC se acerca a nosotros con su pistola enfrente, apuntándonos.

El GC nos mira con sus ojos azules.

-¡Oigan, vengan! –llama a los demás GC.

Alzo la pierna y le pego justo en donde está, creo, su aparato reproductor. El GC gime y se retuerce de dolor. Nosotros aprovechamos y salimos corriendo hacia el otro extremo de la calle. Doblamos la esquina y bajamos corriendo la calle.

Los demás GC nos persiguen pero no disparan.

-¡Rápido, vean una camioneta! –grita Luis.

¿No se supone que yo era la líder? Bueno, Alberto nunca aclaró quién era el "líder".

Llegamos a la siguiente esquina lo más rápido que podemos y claro, ya estoy exhausta. De repente, Óscar divisa una camioneta blanca justo unos edificios a la derecha.

Echamos a correr de nuevo hasta llegar a la camioneta. Luis rompe la ventanilla de la puerta del lado del piloto para quitar el seguro. Una vez ya todos adentro, Luis se da cuenta que no tenemos las llaves para arrancar la camioneta...

-¡Maldita sea! –grita Luis mientras golpea el volante.

-Tranquilo, hay que bajarnos y escapar más... -opino.

-No, no podemos correr más. Tenemos que atacar a esos GC, ellos tienen las llaves –dice Luis.

David se baja de la camioneta, seguido de Luis y Óscar. Yo decido quedarme aquí adentro.

Los GC llegan a la esquina y es donde Luis usa su cuchillo espeluznante. Veo toda la escena desde el espejo retrovisor.

No, no los pueden matar así porque sí. Abro la puerta y justo cuando Óscar está apunto de enterrarle su navaja en el cuello a un GC, empujo a Óscar tan fuerte que lo tiro sobre el pavimento roto.

-¡¿Qué haceees?! –grita con desesperación mientras se intenta levantar pero yo me levanto primero.

Luis y David están peleando con los otros GC mientras el GC que tengo enfrente me ve con sus ojos azules... es el GC al que le pegué en el pene.

-Tú –me dice y después agrega-, estás evolucionada, ¿por qué estás con estas personas?

-No entiendo, ¿qué? –pregunto, muy desconcertada.

Justo cuando el GC está a punto de responderme, Óscar le revienta la garganta. Un poco de sangre calientita del GC me cae sobre la cara.

Veo cómo el cadáver del GC cae al suelo y Óscar se apresura a buscar las llaves de la camioneta en todos los lugares de su uniforme blanco, y sí las encuentra.

-¡Las tengo! –grita de alegría.

Yo lo veo disgustada, enojada, frustrada, desconcertada... me tiemblan las manos y aparte las tengo frías, pero está el sol en su punto máximo del día.

Me regreso hacia la camioneta mientras Luis y David siguen peleando con dos GC. Quisiera que esos GC los mataran de una vez.

Al subirme a la camioneta, tiemblo del coraje.

Unos minutos después, entran Luis, David y Óscar a la camioneta, pero Luis trae una herida en su pierna así que Óscar toma el lugar de piloto.

Óscar arranca la camioneta y la empieza mover por el pavimento.

Luis grita de dolor y David le dice a Óscar cómo regresar a la Hermandad.

Durante todo el viaje de regreso pienso sólo una cosa:

¿A qué se refería el GC con que estoy evolucionada


La Hermandad (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora