Una no-cita perfecta II

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- Ja, ja, ja. No te diré.

Recibió las cosas y las mantuvo en sus manos. Las miró por un momento y, luego, empezamos a hablar de nuevo. Él es increíblemente de pocas palabras. Muy conciso para hablar, y muy bueno escuchando. Pasó lo que creí un rato, pero habían sido horas. ¿Cómo?. Ya tenía hambre.

- ¡¿Ya son las 3?!
- ¡Hora de almuerzo! - Gritó feliz. - En el Centro hay locales de comida, ¿vamos?
- Sí, muero de hambre.

Llegamos, pero en vez de subir al Patio de Comidas, él se detuvo en un Buffet del primer piso. Es mucho menos frecuentado. Supongo que es por eso.

- Oye, JungKook, sa-
- Yo pagaré. ¿Es eso? - , pero... ¿Por qué? - Quiero que comamos.
- Pues, gracias. - Dije sonriente. ¡Comida gratis!

Ordenamos carne con verduras al vapor. No se sirven en platos individuales. Te entregan pocillos, y vas sacando de los cuencos grupales. También es realmente popular aquí comer solo proteína y verduras. Yo aún extraño comer fideos a la hora del almuerzo, pero de a poco me voy acostumbrando. Es una vida más sana.

- ¿Qué tipo de cosas comen en (t/p)?
- Mmm... Depende.
- ¿De?
- Si eres persona de dinero o pobre.
- ¿En serio?
- Sí. Verás... Allá hay gente que debe sobrevivir comiendo fideos a diario, y a menudo mucho menos que eso, mientras que otra rechaza los mejores banquetes porque les aburre. - Me miró desconcertado. - Muy justo, ¿verdad?
- ¿Y por qué no hacen nada? - La pregunta del millón.

Me tomó la espera, el almuerzo y parte del reposo el poder explicarle lo difícil que resulta cambiar la mentalidad de la gente a nivel de nación, no importa de dónde seas.

- Disculpe, señor. ¿Usted y su novia desean un café? La casa invita.

Nos miramos extrañados. ¡Su novia! Esto es genial.

- Sí, gracias. - Esperó que se fuera y empezamos a reír.
- Wow, soy tu novia. ¿Hasta cuándo ibas a decírmelo?
- Hasta que él nos dijera, supongo.

Reímos de nuevo. Luego, una chica se nos acercó. Era una fan. Le pidió un autógrafo, y él cansadamente lo firmó. Esperé que se fuera para comentar:

- Pudo intentar contenerse, ¿no crees? - Observé cómo se iba feliz de la vida.
- Pero, es una fan. Si fueses fan sería triste que no te aceptaran firmar un trozo de papel.
- Sería triste ver a mi ídolo cansado firmándolo.
- Qué... ¿Me culpas de estar cansado?
- La culpo por notarlo y aún así pedírtelo.

Guardó silencio hasta que llegaron los cafés que nos ofrecieron. Dios, qué incómodo ambiente.

- Gracias. - Le dije al mozo.
- Que disfruten.

Seguía en silencio. ¿Debería disculparme? Odio tener que evitarle la mirada... Pero... ¿Disculparme por ser sincera?.

- Creo que no entiendes el fanatismo. - Me dijo, revolviendo el líquido de su taza.
¿Piensa seguir? - También soy tu fan. - Terminé por decir, en un tono agotado.

A ver si con eso logra comprender a lo que me refiero con triste al verlo cansado. Por supuesto que me incluía en el comentario. Me entristece verlos tener que siempre complacerlas a todas. Él importa más, ¿no?.

- Eres... ¿Mi fan?
- ¿Qué?, claro. También soy ARMY. - Tomé café.
- De modo que te parece mal un autógrafo, pero una comida está bien.
- Eres mi compañero. - Señaló al mozo.
- Novio.
- Cierra la boca.

El rubor se apoderaba de mí nuevamente. Puse la taza en mis labios para disimular. Debió notarlo. Digo, cualquiera lo haría. Se burló hasta recordar que tenía galletas a su lado. Una vez las empezó a comer, se calmó.

- Están muy buenas. - Dijo con la boca llena.
- ¿Sí?

Las comía de una manera tan deliciosa y tentadora... No podía dejar de mirarlo. Se veía tan... ¿Feliz?

- ¿Quieres?
- ¡Dios santo!, ¿te sientes bien?. - Aproveché el momento para tomar una. Quién sabe si se arrepiente.
- Tengo más.
- No me digas. No es como que- - Las haya hecho...
- "No es como que", ¿qué?.
- Yo las traje, ¿lo olvidas?. Jajaja.

¿Qué hay con esto? Debería solo decirle y ya, ¿no?. Si no me cree... Pues allá él. No sé por qué, pero me da un poco de miedo.

- JungKook, sabes... - Me armé de valor. - Las galletas, el brownie, el pie y también los pretzels...

Su teléfono, que estaba sobre la mesa, sonó. Justo en este instante. Satán debe de amarme... Me seguía viendo. Y este, ¿por qué no contesta?

- ¿Sí?
- Te están llamando.
- Oh. Jajaja. Perdona. - Se levantó de la mesa. - ¿Hyung?... Sí... Sí... Eh, no... Pues, con... - Volteó a verme. Sonrió.
- Ni se te ocurra. - le gesticulé moviendo los labios.
- Una compañera. (...) ¿Qué, tú también? Jajaja. No, no... ¿Qué?, ¿ahora?... Sí, entiendo. Tú igual, Hyung. - Cortó la llamada y se sentó.
- ...
- Tengo que ir con Jin-hyung a ver su nuevo departamento... ¿Quieres que te lleve a casa?
- No, así está bien.
- ¿Segura? - No.
- Sí. Siento que ya he abusado mucho de ti por hoy. - Dije, levantando la cuenta con la mano.
- ... Bueno, tú decides.
- Gracias.

Pagó e insistió en acompañarme a la parada del autobús. Esperó conmigo.

- Ahí viene.
- Ah, sí. - Respondí. Me levanté enseguida y subí al transporte.
- Gracias por hoy. - Alcancé a escucharle.

Me volteé a verle, pero el chofer ya había cerrado la puerta y solo vi mi reflejo. Pagué y me senté. ¿No debí ser yo quien dijera eso?.

En el departamento, tiré mis cosas por todos lados, me desvestí, cepillé mis dientes y me acosté. Miraba al techo con una sonrisa de oreja a oreja.

"♥YeJin♥: Estás sonriendo?"

¿Qué carajo? Me senté de golpe. ¿Puede verme?

"♥YeJin♥: Estás sonriendo?
Por favor dime que no buscaste cámaras"




A good cook (JungKook y _____) PLAN MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora