Tengo el recuerdo de que paso ayer, tengo la sensación tan, tan próxima, que llego a observarlo desde mi mente durante todo el día. Y no, ya hace un año, de ese preciso día, del sufrimiento de su perdida.
Perdón, se que debo presentarme aunque no tenga ni las mínimas ganas de hacerlo, mi nombre es Emily, tengo 15 años. Vivo en este mundo, muchas veces no consigo recordarlo, que esto va enserio, que estaré aquí hasta que no me llegue la muerte, exactamente, vivo en una urbanización a las afueras de Berlin.
Hoy no es un día cualquiera, un año ya, todo a pasado rápido, hace un año de la perdida de mi apoyo, de mi torre, de mi mano derecha, de mi padre, esa persona que te protege de tus noches de pesadillas, de la mala gente y esa persona que te abre los ojos para que nadie pueda hacerte daño. Todo a pasado rápido junto a la soledad, junto al color negro de mi ropa y las caras de pena de todo el mudo en el momento en que me miran. Ya hace un año en el que decidí separarme de la sociedad, de salir, pero sola, en cualquier lugar tranquilo y solitario; decidí dejar a todas mis amigas, a apartar la relación con mi madre y de todo humano, no llegaba a fiarme ni de mi sombra. A partir de ese día todo el universo cayo sobre mi, dejando todo el peso del recuerdo sobre mis hombros, todo volvió a renacer en mi mente, todo se volvió negro, tan negro, que ya no llegaba a verme ni a mi misma. Desde ese preciso día supe que ya no seria la misma de siempre.
Hoy me levanto, sin ganas. Es lunes, tener que despertarme a las siete de la mañana, sin descansar, sin poder pensar en algo que no sea todo lo ocurrido. Al fin llego al instituto, comienzo a notar esas miradas de ternura, esas miradas que se producen al ver un cachorro abandonado en la calle, esas miradas de pena, hasta que se me acerca Anne, una antigua amiga, una de las que decidí dejarla atrás con mi pasado.
-Lo siento, imagino que debe ser doloroso para ti este día.- Me dijo con voz baja en la que se podía percibir una gran tensión.
Y sin pensármelo ni un segundo conteste:
-Déjalo, ¿vale?. No necesito que me acompañes en el sentimiento ni nada por el estilo. Estoy bien, sobretodo sola.
-Emily, piensa bien, reflexiona sobre lo que estas haciendo. Deja que te ayude, te ayudemos todas.- Añadió Anne.
Decido girarme y irme como si no hubiera escuchado nada. Puede si que e llegado a la conclusión de que las hecho de menos y que estar sola no es tan bueno como parecía, aunque aun no quiero aceptarlo, soy muy cabezona y nadie va hacer que cambie de opinión.
Las clases se me pasan muy despacio, los minutos parecen horas y los segundos eternos minutos. En el patio decido sentarme en la única esquina en la que nadie puede llegar apreciar de que estoy ahí. Comienzo a pensar en todo en general, en mi, en mi comportamiento tanto en casa como con mis amigas de siempre. Llego a darme cuenta de que si no intento recuperar mi amistad, acabare derrumbando-me como una simple hoja, como una gota de la lluvia en el momento en el que impacta contra el suelo. Solo debo encontrar el momento indicado para poder hablar con Hanna, la que era mi mejor amiga ya desde 6 años atrás.
En ese mismo instante aparece Hanna.
-Emily...-Intentó decir antes de que la interrumpiera.
-No te preocupes, tengo que decirte algo yo antes. Lo siento, no pensé en mis acciones, pero ahora solo se que te hecho de menos, os echo de menos.- Dije con gran valor, esperando una respuesta positiva.
CONTINUARA...
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El cruce de la muerte
Teen FictionSe trata de una chica de 15 años llamada Emily. Le suceden muchos problemas durante su vida, pero se aproxima algo peor...