Al fin decidí levantarme de la dulce y sorprendentemente cómoda cama para ir a cambiar el estupido uniforme que debía portar a partir del día siguiente.
Tomé los dos uniformes masculinos que estaban a los pies de la cama y salí de la habitación.
En la sala de estar estaban mi hermano, Austin y Luke. Mi hermano estaba en el sillón amarillo (el cual al parecer era un sillón-cama, pero en lugar de hacerse una cama matrimonial se convertía en una litera de dos pisos, cool) en la parte de arriba, y Austin y Luke estaban sentados en los sillones rojos individuales hablando alegremente con mi mellizo.
—¿Uno de ustedes puede llevarme al edificio rojo a cambiar esto? —pregunté levantando un poco los uniformes.
Los tres me prestaron atención, aunque mi hermano sabía de sobra que le hablaba a uno de los simios y no a él.
—¿No dirás por favor? —pregunta Austin.
—¿Me llevarás si o no? —pregunto de vuelta. Bueno, tal vez no solo es por mi nombre que no tengo muchos amigos.
—Solo son dos palabras —dice Austin con su estupida sonrisa juguetona en su rostro.
—Bien, la encontraré sola.
Sujeto bien los uniformes en mi brazo y me dirijo a la puerta, tomando mi identificación de un pequeño adorno de la pared donde se ponían las identificaciones y salgo de la habitación, cerrando la puerta detrás de mi.
No más de cinco segundos después y aún no habiendo avanzado mucho por el pasillo, la puerta de volvió a abrir dejando ver a Austin por ella.
—Está bien, princesa, normalmente no persigo a las chicas difíciles, pero haré una excepción contigo.
No le respondo y solo continúo mi camino hacia el elevador, con Austin pisándome los talones.
—A ver, preciosa, realmente me está poniendo de nervios tu actitud —me dice Austin una vez que se cierran las puertas del elevador.
—¿Por qué? ¿Ninguna chica te había ignorando antes? —pregunto sarcásticamente.
—No, en realidad no.
—Bueno, vete acostumbrando.
Las puertas se abren y yo vuelvo a avanzar nuevamente sin esperar a Austin.
—Okay, entonces dime, ilumíname, ¿a qué me debo acostumbrar teniéndote en la habitación? —pregunta Austin en el medio de una de las salitas de la sala común.
Me detengo de mi camino hacia la salida y me enfrento a Austin. Pero antes de decirle nada, lo analizo.
Okay, feo no es, definitivamente. Incluso lo podría agregar en mi categoría de guapos. Moreno, pero definitivamente era por estar mucho bajo el Sol. Sonrisa y ojos juguetones, lo que sin dudas era uno de sus mayores atractivos. Y su acento era indudablemente sureño, tal vez texano. Pero a mi no se me hacía encantador. Poseía algo que yo llamaba Células Que Me Hacían Incapaz De Fijarme En Mis Amigos Varones, o más conocido por sus siglas, las CHIFAV. Si, las había inventado al darme cuenta que nunca me atraían mis amigos durante todos estos años, y con Austin no sería la excepción.
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¡IDIOTA A LA VISTA! ~PAUSADO~
Teen FictionDylan Campbell y su hermano Nathan son enviados por sus padres a un internado en Nueva York. Cuando llegan ahí les notifican que hubo un error e inscribieron a Dylan como hombre, teniendo que compartir habitación con su hermano y con otros dos hombr...