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Hola, yo soy Allison , tengo 13 años y mi vida siempre ha sido de cuentos de hadas hasta que pisé la realidad...

Esta es mi historia; toda mi vida habia sido "perfecta" hasta que me di cuenta de que todo no es color de rosa....todo empezó cuando mi abuela murio, mi familia se desplomó y de ahí en adelante nada fue igual ..

De pequeña fuí muy insegura, bueno, aún lo soy solo que intento no demostrarlo; las personas al verme ven una joven "pilosa" y "estrovertida" que probablemente llegará lejos.

Todos tienen sus expectativas tan altas... no se si las pueda alcanzar.

Nunca fuí la más linda, ni la que todos quieren de amiga; más bien sabía que hablaban mierda de mi a mis espaldas y trataba de ignorarlo.

Aparentemente habia funcionado ignorarlos, bueno hasta Quinto Grado..

Se acercaba la graduación de primaria y yo estaba super emocionada porque iba a dar el discurso de grado; tenía nervios sí, pero la emoción era más fuerte.

En uno de los días de ensayo mientras saliamos al recreo Luisa se me acerco con cara de pocos amigos y me lanzó un papel que torpemente dejé caer.

Agaché mi mirada mientras ella y su sequito de perras falderas la seguían riendose.

Tomé el papel y lo abrí, "Te espero en la cancha" decía

Dudosa, tomé mis cosas y comenzé a caminar hacia el lugar en cuestión.

Al llegar noté a una de las amigas de Luisa en la puerta, me arme de valor y caminé junto ella.

Grave error.

Me empujó y caí al cesped. Me levanté y seguí caminando hacia donde Luisa y otra de sus perritas falderas me esperaban.

Cuando llegué al punto de encuentro, me senté en las gradas.

Este estado fisico.

Luisa me miró por encima del hombro y tomo una bocanada de aire antes de empezar a hablar.

Ojalá no lo hubiera hecho.

De su boca empezaron a salir los insultos más grandes que una niña de 11 años puede decir...

Sentí una lagrima resbalar por mi mejilla así que rapidamente agaché mi cabeza y salí corriendo de allí.

Llegué al baño.

Trataba de secarme las lagrimas, pero salían una y otra vez sin parar.
Fué entonces, cuando Veronica entra y me pregunta que sucedió; yo, con lagrimas en los ojos le conté todos los detalles.

Me lavé el rostro y sequé los rastros de llanto, intenté calmarme y esperé a que sonara el timbre indicando que el receso había terminado.

Al llegar al auditorio, sentía las miradas de todos sobre mí.

Al parecer mis ojos estaban rojos a más no poder.

Pero nadie se atrevió a preguntarme, y yo no les iba a contar.

El resto del día se resume en ensayos una y otra vez de himnos,entradas,posturas,canciones y discursos, entre otras cosas.

Yo solo esperaba llegar pronto a casa.





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