Capítulo 12: Viejos amigos.

904 55 5
                                    

POV Lissa

- ¿Estás segura de esto Liss? -

- Sí, sé que es muy arriesgado pero necesitamos todo el apoyo que podamos conseguir.-

- Está bien, si crees que es lo mejor, entonces te apoyaré como siempre, sólo espero que todo salga bien.-

- Yo espero lo mismo.- Contar con el apoyo y el amor incondicional de Christian me daba el valor para seguir adelante, siempre tuve a Rose a mi lado y su amistad fue la luz que me guió y me protegió durante toda mi vida pero cuando él apareció fue cuando me convencí de que el amor en verdad lo podía todo.

- Bueno pues es hora, a enfrentarnos a la verdad.-

Después de que saliera de la reunión del consejo me fui directamente a contactarme con Abe, o esa era mi intención, cuando entré a mi oficina lo encontré recostado en el sofá que está frente a mi escritorio con una copa de vino en la mano y la actitud de quien está descansando un domingo por la mañana, ni siquiera se inmutó cuando me vio entrar sólo se limitó a indicarme que me sentara y a ofrecerme algo de beber, como si yo fuera una invitada y esa no fuera mi oficina. A decir verdad no me sorprendió su actitud omnipotente tanto como el hecho de que hubiera logrado que lo dejaran entrar y esperarme tal y como estaba.

Después de que lo puse al tanto de lo que había tratado la reunión él me comunicó los últimos sucesos, lo que había sucedido 1 semana atrás y que según él no me había dicho antes porque antes quería saber qué se traía entre manos Zeklos. La noticia de que mi mejor amiga casi es asesinada por un strigoi me impactó demasiado y aún más los acontecimientos que vinieron después. Abe y yo tuvimos una larga charla y concluimos con que necesitábamos ayuda, gente en quien confiar por lo cual decidimos que era hora de revelar a nuestros amigos la verdad esperando que quisieran ayudarnos. Eso hizo que Abe me sorprendiera nuevamente pues en tan solo 4 horas había logrado reunir a todos los que necesitábamos, si serviría o no estaba por verse.

Entré a mi oficina seguida por Christian que me dio un beso en la mejilla como señal de apoyo, frente a mí se encontraban todas las personas a quienes llamaba amigos, en quienes sabía que podría confiar pero no hasta qué punto, el plan que Abe y yo habíamos trazado era muy bueno, sin afán de alardear, pero para que funcionara requeríamos de todos los que se encontraban en esa sala. Tomé asiento en medio de la habitación, junto a Abe que pese a su pose de bravucón se notaba nervioso. Inhalé profundamente una vez y dirigí mi mirada a todos los rostros intrigados de mis amigos pues obviamente sabían que algo muy grande estaba sucediendo, los observé detenidamente antes de comenzar a hablar. Ahí estaban Mia, Karp, Mikhail, Eddie, Jill, Adrián, Sidney la amiga alquimista de Rose y, a quien más me aterraba decirle lo que estaba ocurriendo, Janine Hathaway, la madre de Rose.



Nada es eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora