Parte 1: El comienzo.

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Desde pequeño has tenido la ilusión de ser alguien en la vida. Te apasiona ser un famoso doctor, ganador de grandes premios por tus aportaciones a la medicina moderna. Sientes que como político podrías ser el mejor presidente de la historia de la humanidad, creando reformas innovadoras, ayudando a los pobres, quitando todas las carencias existentes. En tu imaginación entra la vaga idea de ser maestro, para poder formar conciencias ciudadanas para el futuro del país. Tienes tastas ideas, te sientes aturdido, confundido, te sientes que necesitas un poco de ayuda, ayuda que nadie, nunca te va a dar.

Prendes el televisor y ves tantos programas, de todos los tipos. Ves los deportes, los programas de farándula, los noticieros y aún no sabes bien qué es lo que quieres. En el canal 5 ves una película en la cual un famoso detective investiga casos de narcotraficantes por el mundo. Después una novela. Sientes la viva escena en la que besas a una hermosa mujer, con curvas prominentes, risa impecable y cuerpo exquisito. En ese momento cae como de rayo la idea de ser actor o modelo, pero has escuchado que para esto necesitas tener buenos contactos o ser hijo de alguien importante... Al momento te deshaces de la idea y crees que esto no es tan importante si tienes talento.

Tienes 18 años, después de haber vivido en condiciones tan precarias, donde eres el número 8 de una familia, donde a veces ni siquiera resta para comer como se debe, pero nunca te desilusionas. Trabajas toda la semana. De lunes a domingo en un horario un poco exigente: de las 16:00 horas a las 2 o 3 de la mañana del día siguiente. Trabajas porque en tu casa no ajustan para la renta, para la comida, ni para el agua. Sientes que tu vida pesa, que eres un fracaso que nada sirve, que todo está jodido.

Un día te imaginas ganando $1,500.00 pesos por hora como los modelos profesionales. Este concepto más que gustarte te satisface. Comienzas a hacer ejercicio, a cuidar de tu cuerpo para tener un buen físico... Después de 6 meses en el gimnasio te das cuenta de que ya no eres aquel flacucho del que todos se burlaban por ser pobre. Entiendes que más de una mujer se interesa por ti, pero no te interesa mucho.

Recuerdas que tienes trabajo de la escuela por hacer, vas a un internet público. En tu casa tienes un ordenador que solo sirve para hacer los deberes escolares. Antes que eso decides entrar a Facebook para ver cuantas notificaciones tienes. Ingresas tu correo electrónico, tu contraseña y picas en el botón de entrar. La página comienza a cargar, te muestra la barra azul con algunos números rojos mientras que el resto de la página sigue cargando. Después de unos momentos la página está entera, ves 23 solicitudes de amistan, más de 50 mensajes privados y unas 50 notificaciones. No les das importancia. Metes la mano al bolsillo y tienes una memoria USB de 4 gigas. La insertas y después de un momento, ves esa fotografía que te tomaron haciendo ejercicio en el gimnasio. Lo piensas un momento, pero no el suficiente y decides subirla.

Es la primera vez que subes una imagen de ti, de tu persona, tienes miedo de ponerla pero ya lo has hecho. La imagen dice: "Yo en el gym". En ella se ve a un joven que es apuesto, con músculos prominentes...

La imagen se ha subido y en pocos segundos ya tienes tres chats de algunas personas que no conoces, que no sabes quienes son, pero esas personas podrían ser parte de tu vida, podrían ayudarte a ser una mejor persona, pero también podrían perjudicarte hundirte en el lodo. En el momento no te interesan, no estas para razonamientos lógicos. Decides contestar a algunos...

Kenia Torres, 15:00 Hrs.

—Hola Jesús, ¿cómo estás? Sales muy guapo en la foto. ¿No me digas que ese eres tú?

Jesús Martínez, 15:13 Hrs.

—Hey, discúlpame por no contestar tan rápido. Lo que pasa es que apenas me ando acostumbrando a esta red. Nunca había hecho uso de ninguna, así que aún no sé cómo es que funciona.

No tienes idea ni con quién diablos pláticas, pero el simple hecho por conocer a alguien, te recorre un ligero estremecimiento en el cuerpo.

Kenia Torres, 15:14 Hrs.

—No te preocupes. Oye, estás muy guapo... ¿de dónde eres?

Jesús Martínez, 15:16 Hrs.

—Soy de Aguascalientes.

Después de unos momentos olvidas la plática con aquella chica. Ves las cosas que hay en la página tan famosa y decides jugar algo. Abres Candy Crush, y comienzas a jugar. Pasas varios niveles hasta que te quedas sin vida, mientras que te das cuenta de que tienes varios mensajes sin responder de varias personas... Otra vez ella.

Kenia Torres, 15:32 Hrs.

—¡Sigues ahí?

Te da por ignorar el mensaje porque en tu pantalla aparece un recuadro que dice que tu tiempo está por terminar, que cierres lo que estés haciendo o la persona que esté por ocupar esa computadora se va a dar cuenta de todos tus datos. Rápidamente te decides. Piensas pagar una hora más pero tu ilusión se esfuma cuando sientes que en tu bolsillo sólo hay el dinero suficiente para pagar la hora que has estado navegando por internet, conociendo redes sociales y después de haber intercambiado algunos mensajes con extraños. Vas al mostrador, pagas y después te vas a trabajar recordando que te quedan pocos minutos para llegar temprano.

Todo el día piensas en quién será esa extraña. Por qué te habrá hablado así. Pero te das cuenta de que tal ves solo quería matar el tiempo platicando con alguien. Tu recordarás que por estar en aquel dichoso juego ni siquiera te molestaste en ver su foto de perfil, checar su información, ni en ser lo suficientemente caballeroso. Nunca has tratado a ninguna mujer que no sea tu madre. Todas estas ideas se te borran cuando tu jefe llega y te dice que te pongas a trabajar, que otros días has llegado con la mente más despejada. Entenderás lo que te quiere decir y por temor a una rebaja en tu sueldo semanal te pones a trabajar, pero aún con aquella conversación en mente.



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⏰ Última actualización: Dec 06, 2015 ⏰

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