Siendo yo mismo en mis cinco sentidos me preguntaba, ¿cómo es que estaba de nuevo en el techo del edificio donde estaba nuestro departamento? ¿Cómo es que llegamos a todo esto? A decir verdad eso ni yo mismo lo sabía.
Mire el cielo nuevamente. Nublado, le di una colada a mi cigarro saboreando el amargo sabor. Desde que él ya no estaba había retomado el vacío del tabaco, siempre me dijo que moriría con todas las sustancias cancerígenas que este contenía. Extraño eso.
Extraño sus rabietas que hacia en cuanto su pequeña nariz respingada recibía algún resto de cigarro.
Niall siempre trataba de cuidarme aunque yo no pude hacer lo mismo con él.
Dos meses habían pasado desde lo de su funeral, al cual ni siquiera había podido estar, mis padres me lo prohibieron de todas las formas posibles.
Desde entonces a la misma hora de cada día estaba en el techo del departamento, Mr fumaba un cigarro y admiraba el cielo... Aquel cielo de noviembre que a Niall siempre le gusto.
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-¿Crees que podamos vivir felices un día? - me miraba con sus ojos azules.
-Por supuesto, ¿porque no lo haríamos? - pregunte.
-Ya sabes... Padres - contestó recostando su cabeza en mi pecho.
Lo abrazaba con mi brazo izquierdo.
-Algún día se darán cuenta que realmente te amo y nos dejaran en paz - le dije luego de besar su frente.
-Será algo difícil - levantó su vista para así mirarme.
Pero no imposible - sonreí.
Esa fue una de las pocas veces que hablamos del tema. Mis padres nunca estarían de acuerdo y lo sabían tanto como él. Nunca dejarían que nosotros estuviésemos juntos, sólo por el simple hecho de que mi padre se casara con su madre tiempo atrás. Por ese motivo.
Siendo hermanastros todo se complicaba. Recuerdo cuando mi padre llegó con la noticia que había conocido a alguien acá ya un tiempo y estaba comprometido con ella, con el detalle que ella tenía un hijo de un año menor que yo, en ese entonces yo tenía nueve años y Niall ocho. También recuerdo la primera vez que nos presentaron, mi padre me había insistido a que me pusiera ese ridículo traje azul fuerte con esa tonta corbata roja, ese no era mi estilo, ¡joder¡.
Él, por otro lado llevaba un traje similar al mio en color café sin corbata y con el primer botón de la camisa sin abotonar, se veía tremendamente tierno y atractivo.
Mire de nuevo el cielo y note que las nubes estaban esfumándose, sonreí. A Niall le gustaba eso. Buscar formas en las nubes también.
Los últimos rayos que daba el sol antes de esconderse y que cayera la noche, reflejaban directo a las nubes cadí inexistentes haciendo que el cielo pareciera estar en llamas.
Mis padres me dijeron que yo debí morir en aquel accidente automovilístico. ¿Cómo es que mis padres me habían deseado la muerte? Ellos siempre me recordaban esa noche.
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