CAPITULO ESPECIAL V: Felipe

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Bueno, creo que muchos de ustedes me conocen, pero de todos modos me presentaré. Me llamo Felipe Fernández de Castro, tengo diecisiete años y estudio actualmente en North Sidney Boys High School, siendo un alumno de intercambio en esa institución australiana. Haber tomado aquella decisión ha sido lo mejor que he podido hacer. He crecido de forma independiente, valiéndome por mis propios medios, madurando sin el peso de mi familia, sin importarme si erro y si esto tiene consecuencias en los seres que quiero.

"Estimado Felipe:

Esperando que te encuentres de maravillas, te escribo este email como me pediste. Te enviaré uno cada semana, contándote qué ha sido de la vida en nuestro colegio y si te interesa saberlo, qué ha sido de mi propia existencia. Te confieso que estoy muerto de nervios, a quien engaño, tirito tan solo al pensar que estás leyendo esto.

Primero que todo, el clima está muy extraño. En las mañanas hace un frío perturbador, pero por las tardes el calor no deja que me concentre en clases, aunque como ya sabes, no es algo que suela hacer comúnmente. En fin, todo sigue tan aburrido como siempre. La gente popular sigue siendo bella y follando los fines de semana, mientras que los feos como yo, seguimos solos y deseando tener la suerte de los atractivos.

Me despido con una pregunta, ¿es verdad que en las playas de Australia está lleno de rubios con músculos marcados sobre sus tablas de surf? De ser así, ¿me podrías enviar fotografías de aquel maravilloso paisaje? Lo digo por la playa, no es que me interesen los rubios semidesnudos.

Se despide nerviosamente....

Feliciano Alegría."

Y aquel fue el primero de tantos correos que mi nuevo amigo me ha estado enviando. Prometió hacerlo una vez a la semana, pero luego de una comenzó hacerlo a diario. No puedo decir que me molesta leerle, todo lo contrario, me divierte y alegra cada día con sus ocurrencias, con sus preguntas inocentes o muchas veces, por sus comentarios sin sentido. Aun cuando le he hablado solo una vez en persona, luego de estar intercambiando correos por tanto tiempo, siento que se ha colado en mi corazón, le tengo mucho afecto a aquel muchacho. No es amor, no es que me interese románticamente, más bien le veo como un pequeño amigo de colegio, alguien con quien reír y pasar momentos agradables.

Supongo que como he tocado el tema amoroso, querrán saber sobre mis sentimientos. Sería un mentiroso si les dijera que he olvidado a Martín, porque aún lo tengo clavado en mi pecho. Lo que sí puedo comentarles es que ya no pienso en él tan a menudo y las veces que lo hago, estoy consciente que él ama a Mateo, que jamás estaremos juntos y poco a poco aquella idea deja de lacerarme. Ya me he resignado a verle como un hermano, como el otro hijo de Alejandro, que asistiré a su boda y le felicitaré de todo corazón, porque lo único que quiero es su felicidad. Aún puedo reconocer que le amo, ni siquiera ha pasado un año desde que me fui del país, el tiempo ha curado ciertas heridas, pero todavía no es suficiente como para olvidarle.

~*~

"¿Sabes? Hay un chico de mi curso interesado en mí. Siempre le encuentro mirándome en clases y crea cualquier excusa con tal de hablarme. Debo reconocer que es guapo, lo que más me sorprende de él son sus enormes ojos verdes, ¿será que estoy destinado a sentirme atraído por personas así?"

Fue uno de los correos que le envié a Feliciano. Tenía que desahogarme con alguien y como le tengo tanta confianza, decidí escribirle. Demoró tres días en responderme y lo único que escribió fue:

"Espero que seas feliz follándolo... Cuídate y usa condón."

¿Qué tiene de malo sentirme atraído por alguien? Está bien, sé que él está enamorado de mí, pero nos hemos convertido en amigos, no debería enojarse por ello. De todos modos ¿por qué se parece tanto a mi abuela? Creo que ella me hubiera respondido algo parecido.

El Chico PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora