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Mis manos estaban resbalándose contra el volante por la cantidad de sudor que había en ellas, mi pie no dejaba de hacer presión al acelerador. Mi cuerpo expulsaba pequeñas perlas de sudor por los nervios que dominaban mi ser. Divisé mi casa al dar vuelta y salí del auto sin perder tiempo .
-No puede ser verdad-susurre para mí misma. Habían pasado apenas 10 minutos desde que recibí su mensaje.
Abrí la puerta principal, todas las luces estaban apagadas, no veía nada. La única luz encendida provenía de mi habitación.
Subí las escaleras desesperadamente cuidando de no caer. Llegue a arriba y corrí a la habitación, estaba todo ordenado justo como lo deje en la mañana.
Tomé mi cabello frustrada. Dispuesta a salir di media vuelta pero escuche un gemido proveniente del baño que hizo que para en seco. Corrí hacia este y abrí la puerta. Vi las pastillas, las de Ashton. Termine de abrí la puerta y lo vi. Su cuerpo tendido a lado de la tina. Su boca semi abierta soltando gemidos, su pelo castaño que tanto amaba estaba alborotado como en las mañanas que despertaba junto a mí. Su piel estaba más pálida de lo normal. Estaba paralizada, mi pequeño Ashton estaba débil frente a mis ojos.
-¿Bry?- un nudo subió por mi garganta dispuesto a quedarse ahí, lágrimas empezaron a descender por mis mejillas.
-¿Que hiciste Ash?-Me tire a lado de él y solté pequeños sollozos que inundaron el baño- solo eran dos pastillas, cariño.
-Hoy eran más, ellos me lo dijeron- empezó a temblar.
-¿Ellos? Ashton, ellos no existen- gemí mientras limpiaba mis lagrimas.
Alguien carraspeo detrás mío y sentí como toda mi piel se erizaba. Volteo y me quedé perpleja pero ¿cómo es posible?
-¿Qué no existimos? Vaya y pensar que fuimos grandes amigos, Bryana. ¿Qué ya no nos recuerdas?- Luke tenía una sonrisa en su rostro. Esto está imposible, ellos murieron. Vi de nuevo esas caras que tanto me hicieron reír. Luke, Michael y Calum.
Los ojos me picaban, tenía un río de sudor en mis manos.
-Esto es una broma ¿cierto?- susurre.
-Es cierto querida Bry, nosotros acosábamos constantemente a Ashton. No es esquizofrenia, es la realidad.- Dijo el Calum.
-No te lo tomes personal cariño, solo que él nos pertenece- Dijo esta vez Michael, su pelo era negro y había delineador debajo de sus ojos.
-Bryana escúchame bien. Quiero que cuides de la pequeña Natalie- Dijo tocando mi vientre abultado por 5 meses de embarazo- Quiero que le digas que papá la ama tanto como a te amo a ti.- sus ojos avellana soltaron las últimas lágrimas de muerte, empezó a toser y yo enloquecía cada segundo por estar observando tal escena, no veía una vida sin mí rizado de risa contagiosa y sus pequeños hoyuelos que tanto me encantaban. Rápidos recuerdos nublaron mi vista. Cuando mire a Ashton la primera vez con sus amigos, cuando reímos por lo ridículo que era su segundo nombre, cuando empezamos a salir como novios, nuestra larga relación de 7 años, como me puso matrimonio, cuando paseamos de la mano, nuestra luna de miel, mil y un sonrisas, cuando lloramos cuando nos dieron la noticia que seríamos padres. Tantos abrazos y besos que compartimos y ahora el ya no estará.
Unos golpecitos en la panza me hicieron regrese a la realidad. Sollocé no quería que se fuera ni ahora, ni nunca.
-Es hora- dijo Michael. No por favor, lo necesito, no podré yo sola.
-Te amo Bryana, siempre lo haré.- su mano que acariciaba la mía se cayo por mis piernas.
-Ashton, no por favor- solté un grito ahogado de tristeza, sus ojos seguían abiertos mirando a la nada, ya no estaba el brillo de vida que los rodeaba siempre. Volteo para verlos, no hay nadie. Ni Ashton.

Perdonen faltas de ortografía again

DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora