-Deberías procurar no dormirte en la clase de Matemáticas -me dice Estefania con un aire de reproche -el profesor si se da cuenta de que prestas atención. Puede que te baje la nota si seguís así.
Estefania siempre lo retaba a Matías por no prestar atención en clases. Ella es la mejor amiga de Matías de hace 16 años.
Estefania o Fani como le dicen sus amigos, es una chica medio alta, de cabellos castaños y ojos de un color miel claro. En persona siempre llaman la atención cuando brillan por el sol.
-La clase del profesor de Matemática siempre son aburridas, es inevitable no dormirse mientras habla -le responde con actitud despreocupada mientras mitaba
No era para menos, las clases que daba su profesor de matemáticas se tornan aburridas a los 15 minutos por razón diferentes.
-Sigo pensando en que deberías prestar más atención - dice Fani mientras se sienta en su banco. Los asientos de los alumnos por lo general son mesas algo pequeñas. Lo suficiente como para una persona -después te vas quejado por ahí que nunca explica nada el profesor y por eso desapruebas.
-No es mi culpa -dice en son de protesta mirado de reojo a Fani -si hicieran la clase más entretenida le prestaría más atención.
- O sea que vos queres que los profesores y profesoras se vistan de payasos para que vos prestes atención una vez? - pregunta burlona acompañada de una carcajada
-No sería una mala idea -responde con risas entre medio
Cuando las risas acabaron el timbre que anunciaba la hora de descanso sonó.
* * * * *
-Preparen los autos. Necesito que todos estén listos para salir cuando yo de la orden -dice una voz gruesa y firme -no puede fallar está operación.
-¿Por qué tantos preparativos para atrapar a un adolescente de 17 años? -pregunta una voz que se acerca caminando por la sala. Llevaba puesto un atuendo de pinta militar, medalla colgadas en el lado izquierdo del saco grueso, botas negras. Tenían un aspecto de que recién las habían lustrado. Una boina del mismo color que el saco y el pantalón. En la cintura llevaba un estuche de pistola y en ella una Glock, ambas sujetadas firmemente en el cinturón del hombre.
-No es cualquier persona general Morries, es Matías Aria. El único superviviente del clan de los malditos. Según datos e informes se aloja en un clan del agua en Jujuy, Argentina. Al parecer los miembros de ese lugar lo ocultaron todo este tiempo y no lo reportaron. Hasta hace poco hubo un incidente en el que se vio a una persona manejar sangre para defenderse de unos presuntos matones que lo amenazaban.
- No lleves a tantas personas para capturar a un chico de 17 años. Los estudiantes y civiles van a sospechar al igual que él. Usen un auto normal y a los soldados denle ropa normal, no queremos levantar sospechas de nadie - le dice al hombre que inmediatamente comenzó a gritar órdenes a los soldados.
Se lo podía ver alejarse de galpón donde se encontraban, con pasos firmes y decididos. Iba caminando en dirección a la puerta de salida, cuando de repente su teléfono empieza a sonar.
* * * * *Matías cuando pasó la siguiente clase estaba medio indeciso, no tenía la más remota idea si debía prestar atención lo que decía el profesor de química o si debía gastar su tiempo en mirar por la ventana a que algo bueno o divertido sucediera.
Pasó un rato hasta que Matías al voltear su cabeza en dirección a la ventana pudo ver que un auto, al parecer nuevo, se estacionaba justo en la entrada del colegio. Dentro del auto iban saliendo unos hombres de una pinta rara. Eran 3 (sin contar al conductor que al parecer tomó la decisión de quedarse dentro del auto). Uno vestían jeans azules, con una remera roja con un estampado que decía "I love France", de piel blanca y cabello negro recién cortado. En el rostro llevaba puesto unos lentes de sol. El otro que estaba al costado de porta equipaje tenía también jeans azules pero este usaba una camisa de franela a cuadros con diferentes tonos marrones y arremangada hasta un poco más de los codos. Su piel era blanca pero ligeramente tostada.
Por ultimó estaba el tercer hombre que se hallaba al lado del capó con su mano izquierda apoyada sobre él. Este llevaba algo no tan urbano. Zapatos de vestir negro, pantalones de seda negros con botones dorados por la cintura. Una camisa color salmón que hacía juego con una buena corbata plateada con lineas y un saco también de seda. En las solapas del trajes se podían ver botones dorados y un pañuelo de bolsillo en el lado izquierdo del mismo color que la camisa. En las mangas sus botones no eran iguales a los de la solapa, sino que eran el símbolo de la alianza de los diez grandes clanes.
Los tres hombres se miraron y dijeron algo que Matías no pudo escuchar. Cuando por fin se vio terminaron de hablar empezaron a caminar hacía la entrada principal.
Matías sentía que algo iba mal, algo que no cuadraba en esos tres hombres. Lo hacían sentir angustiado. Al cabo de un minuto los misteriosos hombres estaban parado frente a la puerta de su salón. En un sonido seco la puerta se abrió y los sujetos iban entrando de a uno hasta que por fin entraron todos.
Al principio no hacían caso a las palabras del profesor que se encontraba muy sorprendido y asustado al mismo tiempo. Hasta que uno de los tipos miró fijamente a Matías como si hubiera encontrado su objetivo. Acto seguido lo señaló y de su saco de seda sacó una pistola y empezó a dispararle.
* * * * *-Aquí el general Morries -dice con voz sería y ronca
-Buenos días general. Soy el agente Segundo Almidar de la división segunda de investigaciones de la base N° 14 de Argentina. Estamos al tanto que planean llevar a cabo una operación en una de nuestras provincias. Jujuy, si no me equivoco -dice el agente Segundo con voz de superioridad.
La división de Investigaciones en Argentina se encarga de monitorear y de hacer registros escritos sobre las sede de clanes que hay en Argentina y los países asociados a él.
- Así es agente Almidar. Uno de nuestros hombres reportó información muy valiosa de un supuesto superviviente del extinto clan de la sangre. Ahora mismo 4 de mis mejores hombres se hayan en el colegio al que él asiste actualmente -responde mientras camina hasta su auto.
-Quiero que traigan al muchacho a la sede central en Buenos Aires si confirman la veracidad de su identidad. Nuestro jefe va a estar muy complacido de saber que aún sigue vivo alguien del clan maldito. -seguido de una pequeña risa
Y dicho eso, el agente colgó.
* * * * *Fue demasiado rápido, fueron segundos en los que Matías se vio forzado a actuar.
Una espesa y dura pared de sangre, al parecer algo congelada, se alzaba frente a él deteniendo así los disparos.
Todos estaban sorprendidos de lo que veían, en especial Estefania.
- No hay duda, es él -decía mientras apretaba un botón que tenía cerca de la oreja -procederemos a capturarlo.
- Lo quiero vivo, no hagan ninguna estupidez -se escuchaba una voz a través del micrófono.
- Comprendido -e inmediatamente comenzó a avanzar en pos de sus compañeros.
* * * * *Al oir que la llamada finalizó, subió a su auto e inició otra llamada. Esta vez a un contacto que decía "Señor".
-¿Hola? -pregunta dudoso el hombre al otro lado del celular.
- Soy yo, Morries. Lo descubrieron, vamos a tener que poner en acción el plan de contingencia.
* * * * *Al ver que avanzaban tan deprisa, ágilmente se paró de su banco y comenzó a correr en dirección hacia la puerta trasera del aula. Cuando salió se escuchaba a los hombres gritar <<Rápido, no debemos de perderlo de vista>>
Siguió corriendo hasta llegar a los baños y de ahí nervioso se detuvo y rápidamente comenzó a buscar un lugar para esconderse o una vía de escape útil. A medida que los segundos que pasaba buscando y mirando a su alrededor los sujetos que ahora lo perseguían se iban acercando cada vez más.
<<Vamos, vamos. Tiene que haber una puta salida por aquí>> Y si había una. Recordó que una vez unos alumnos se había escapado de clases por la ventana del baño de las mujeres, así parece que el conserje del establecimiento siempre se olvidaba de ponerle candado a esa ventana. Automáticamente su cuerpo fue directo hacía el baño de mujeres hacía su única salida. Al entrar vio la ventana y pegó un salto pero no llegó. La ventana estaba demasiado alto como para que él la alcanzara. Cada vez se ponía más nervioso y se quedaba sin opciones.
Buscó y buscó pero no había nada que pudiera usar como banco para subir. No tuvo más remedio que usar sus poderes y hacer un hueco en la pared para poder salir.
Cuando llegaron los sujetos, se encontraron con un lugar lleno de escombros y polvo y frente a ellos un agujero enorme en la pared.
Efectivamente Matías ya se les había escapado.
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El Clan De La Sangre: Revolución
Science FictionTiempo atrás existió un clan conocido como el clan de los malditos. Ese grupo poseía una particularidad que los diferenciaba del resto de los clanes comunes, y era que podían manipular su sangre a voluntad. Por temor a ese extraño poder, lo clanes v...