Parte única

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A diario hay miles de casos sobre abusos por maltrato físico y psicológico a menores. Estos se dan debido a la falta de control que tienen los padres sobre los hijos rebeldes o simplemente se da por algún suceso traumático que hace que el adulto vea al niño como el origen de muchos de sus problemas. Por desgracia, no había una ley o algo que defendiera a estos niños, así que con el paso de los años, iban adoptando las mismas manías que les habían heredado los padres o en otros casos, morían.

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Kim JongIn fue uno de los casos que sobrevivió a la odisea que implicaba tener un padre abusador, el cual lo rodeó de miseria, agonía y mucho dolor.

A los 10 años, llevaba notas diarias a la casa diciendo que mojaba los pantalones. No es que el pequeño JongIn tuviera problemas de incontinencia, es que los ruidos fuertes lo asustaban.

A los 12 años, las notas cambiaron al mutismo absoluto, por lo que si seguía así, tendría que ser trasladado a otra escuela. No es que el pequeño JongIn tuviera problemas para hablar, es que no podía hacerlo.

A los 15 años, las notas cambiaron a reacciones agresivas ante pequeñas incitaciones. No es que al pequeño JongIn le gustara pelear, es que... Ya era parte de él.

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Un año más tarde, JongIn había dejado por completo todos sus problemas, ya no le importaba nada. Si robaba, no pasaba nada. Si se drogaba, no pasaba nada. Si destrozaba su casa, tampoco pasaba nada. Incluso, si mataba a alguien, no pasaba nada, porque nadie estaba pendiente de él, porque solo lo tenía a "él" y este "él" le daba toda la estabilidad que necesitaba.

El problema era que " él" ni lo registraba, pues a su lado, solo era un niño. Eso no le gustaba, es más, lo irritaba, por lo que le jugaba bromas pesadas a cada uno de sus novios que "él" llevaba a casa y luego les entregaba una pequeña nota, con la cual se aseguraba que jamás volvieran a contactar con su cuidador. En la mente de JongIn, ese cuidador era suyo, era su salvador, era su todo, el todo que podía volverlo nada. Fue por eso que durante meses, ocultó sus sentimientos, hasta esa noche.

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El pobre cuidador, que respondía al nombre Do KyungSoo, ya estaba empezando a tener problemas de autoestima, los novios no le duraban más que una cita y una sesión de sexo, lo cual a su edad era malo. El joven ya rodeaba los 25, conseguir alguien estable era lo que necesitaba más que nada. Había buscado todo tipo de hombres, desde el más feo al más guapo, pues él creía que el aspecto físico no importaba a la hora de amar.

Esa noche, después de dejar al pequeño JongIn, su protegido, en su casa, tomó su auto y se fue a uno de los bares que estaba cerca de la playa. Estaba dispuesto a encontrar al amor de su vida, así fuera lo último que hiciera.

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JongIn saltó por la ventana, luego de ponerse unos jeans ajustados, haciendo que se le marcara el trasero, también un par de zapatillas, un polerón negro, sombrero negro y unos lentes de sol oscuro, nada adecuado para el horario, pero no le importó, el punto era que "él" no lo reconociera.

Se subió a su Harley, que había conseguido en un depósito, y luego de sincronizar con el GPS de su cuidador, fue en su búsqueda.

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KyungSoo estaba sentado en la barra observando con ojo crítico a cada uno de los presentes esa noche. Algunos eran altos y corpulentos, otros delgados y bajos, rubios, morocho y pelirrojos, pero uno le llamó la atención. Era un chico alto y de aspecto amigable, tenía el cabello plateado y los ojos redondos, además de esas orejas tan llamativas.

La Nota ➡ [KaiSoo - OneShot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora