Sufrimiento

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Me meto en la ducha y dejo que el agua arrastre mis pensamientos. Cierro los ojos y por un segundo desconecto de todo, me olvido de la verdad y de la mentira, me olvido de la Maddison enamorada y del Anthony que mato al amor de su vida por protegerse de la realidad, la realidad era que estaba enamorado pero no supo aceptarlo.
Pasan horas desde que salí de la ducha y me senté en el frío suelo de mármol tan solo con mi ropa interior y la sudadera de Kevin.
He decidido imaginar que nada de esto es real quizás así pueda tranquilizar mis pensamientos, pero solo me estoy mintiendo de nuevo.
Tengo miedo de ir al cielo en contra de las reglas, la gente espera que sea una buena princesa, para luego ser la reina perfecta, pero como dijo Bon Jovi:"Es mi vida, es ahora o nunca"
Tengo frío aquí sentada pero no me quiero levantar, el frío acalla los oscuros pensamientos que me intentan hacer cambiar de opinión.
"Solo eres una niña inculta intentando llamar la atención", "No quisiera enamorar a nadie de la realeza", "Querida, ¿nunca te diste cuenta de que no encajabas en ese mundo?"...
Todas esas estúpidas voces martillean mi cabeza desde hace horas, quiero callarlas, me están volviendo loca, recordándome que solo llevo 4 días aquí y he estropeado más cosas que en el limbo en 16 años.
Me abrocho la sudadera de Kevin y me coloco unos vaqueros negros rotos que encontré en el armario de mi habitación.
No voy a salir de mi habitación hasta dentro de un rato por lo que no veo necesario ponerme ninguna camiseta.
Me siento en la grisácea y mullida cama y observo por la ventana como poco a poco cesa de llover, no ha parado desde anoche, parece que el cielo quisiera ser mi compañero de penas.
Como en los días anteriores el Sol es casi invisible, pero puedo ver como un par de rayos rebeldes intentar atravesar la capa de nubes oscuras. Me río ante lo irónico de la situación, aquí hasta el Sol parece intentar escapar de su destino.
Me acerco al espejo del tocador que hay frente a mi cama, es un cristal duro, parece irrompible y es opaco como casi todo aquí.
Mi piel es casi translucida, algunas pecas aun adornan mi cara a pesar de la ausencia de Sol, mis ojos verdes están rojos de llorar, mientras mis labios están más pálidos que esta mañana.
Oigo la puerta abrirse, pero no me vuelvo, ya sé quién es.

-Rachel, ¿Estás bien?-Dice Kevin mirándome suavemente
-Dejad de preguntar si estoy bien, estoy perfectamente, joder parece que no hayáis visto nunca nadie llorar-Las palabras fluyen de mi como si las hubiera ensayado una y mil veces, puedes que así haya sido y solo estuviera mintiéndome de nuevo.
Por la cara de Kevin sé que se esperaba una reacción pero desde luego no aquella
-Rachel, voy a ir a la sala de entrenamiento y quizás quieras venir-Dice con más cautela que antes, acercándose lentamente hacia mí
-Siento haberte gritado, no sé qué me ha pasado-Me disculpo aun sin levantarme del espejo
-Rachel, lo estás pasando mal y te entiendo, no tienes que disculparte-Se sienta en el borde de mi cama y se pasa las manos por la cara-No te estoy ayudando a llevar esto demasiado bien ¿verdad?
-No te culpes por favor, llévame a la sala de entrenamiento y olvidemos todo esto por un rato.
Me levanté y dándole la espalda mientras él se tumbaba en mi cama, me quite su sudadera, me puse una camiseta negra rasgada a los lados, y de nuevo me coloqué la sudadera
-¿No llevabas nada debajo de mi sudadera?-Preguntó con una sonrisa pícara en los labios
-No esperaba que entraras, y no estaba en condiciones de pensar.-Dije sentándome junto a él
-Cada día me gusta más que lleves mis cosas-Dijo dándome un casto beso en los labios.

La lluvia había amainado por completo, pero se podían ver los pequeños charcos de agua que se habían formado después de una noche entera de sufrimiento.
Kevin estaba sacando la moto de un garaje, mientras yo esperaba fuera evitando de nuevo mis dolorosos pensamientos.
-Empiezo a pensar que debería haberme traído el Porsche, podría ponerse a llover de nuevo.-Dijo sacando la flamante Harley de su escondrijo
-No lloverá de nuevo, no hasta dentro de un rato-De eso estaba segura, mi estado de ánimo estaba mejor y la claridad del cielo mostraba que el suyo también.
Me subí a su moto poco después de que él lo hiciera, me agarré a su cintura y dejé que su olor a café me permitiese olvidarme de todo.
-Preciosidad, ya hemos llegado-Dijo sacándome del trance que me estaba proporcionando su respiración.
Me ayudó a bajar de la moto y me rodeó los hombros con su brazo. Tenía muchos tatuajes en todo el cuerpo, pero ahora que veía de cerca los que tenía en su brazo izquierdo me llamaron demasiado la atención.
-¿Por qué tienes tatuadas unas venas?-La curiosidad me había podido, pero me tranquilizo saber que no se detenía para mirarme enfadado, sino que seguía caminando
-Me hubiera gustado haber vivido en el limbo aunque fuera solo por saber que se siente al tener la sangre fluyendo por las venas, en vez de siendo digerida por mi cuerpo
Yo no notaba diferencia alguna, pero otro tatuaje en su muñeca capto mi atención
-¿Y esté?-Dije tocando una bandada de 5 pájaros pintados como si fueran un dibujo en los que se ven en la lejanía
-Es mi familia, y la libertad. Sabes nena, algún día prometo enseñarte todos mis tatuajes y contarte lo que quieras saber de ellos, pero tengo un ejército que liderar.
Me sostuvo la puerta y me invitó a entrar en el maloliente pabellón.
-Algún día tendremos que tener una cita que no incumba olores que me hagan vomitar-Digo pasando al interior
-Preciosidad, huele a sangre y tripas, esto no te puede hacer vomitar es tu pan de cada día-Cierra la puerta tras de si y echa a andar sin esperarme, sabe que lo seguiré.
Me sorprende el respeto que le tienen los vampiros a Kevin, no solo los ángeles se apartan de su camino sino que vampiros que podrían ser protagonistas de la más escalofriante película, se alejan y evitan la mirada de Kevin.
Dylan está hablando con una muchacha rubia que se queda en silencio cuando oye los pasos de mi acompañante, mira en todas las direcciones para después quedarse quieta mirando al suelo.
-¿Qué hacéis aquí?-Espeta Kevin al verla-Tenéis vetada la entrada y lo sabéis de sobra                       
  -Solo queremos ayudar sabéis que podríamos seros útiles-Dijo una segunda rubia-Hay más como nosotros allí arriba, podríamos colarnos y averiguar cuánto saben hasta ahora.​​​​​​​​​​​​     -No queremos vuestra ayuda-Kevin da un paso quedando a escasos centímetros de la segunda rubia
-Harper, ya hemos hablado de esto, nada nos confirma que nos los ayudáis a ellos.​​​​​​​​​​
-Hicimos la puta iniciación, de verdad crees que queremos ayudarles. Como ya te he dicho hay más como nosotros allí arriba, ellos no lucharon por su verdadero destino, ellos son el enemigo no nosotros.-La tal Harper se alejó de Kevin y le susurró algo a un chico rubio que había por allí.​​​​​​​​
-¿Quién es ella?-Dijo Harper-¿Es ella de fiar?-Sus palabras intentaban dañar a Kevin, pero causó el efecto contrario pues él se acercó de nuevo a ella y contestó​​​
-Es la princesa del inframundo está claro que es de fiar
​​​​​ -Oh, vaya la princesa perdida que salía con un ángel, está claro que es de fiar
Una risa seca resonó por todo el pabellón, Kevin se clavaba las uñas en la palma de su mano, mientras yo luchaba contra mi fuero intento para que me dejara hacer lo que tanto ansiaba.​

Fire of angels, En alas del inframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora