Para ser sincera, el restaurante, no lo conocía. Y no sabía que ese magro de cerdo al ajillo estuviese tan rico...
Claro, que tenía que disimular lo que para mi paladar era el paraíso después de ni haber desayunado; la primera vez en años que ayuno, por no decir la primera. No desayunar para mí es un delito, y más aun, disimular el placer por la comida en un caso como este...
Como no podía no disimularlo, lo único que podía hacer, era comer de lado, observando el paisaje mientras daba gracias por habernos sentado en una mesa al lado de la ventana. Puede que fuese demasiado pedir que, mi cara de satisfacción, no se viese reflejada por la ventana para que mi acompañante no pudiese ver las muecas que ocultaba.
Aun así, podría parecer hasta inadecuado el comer de lado teniendo a alguien enfrente compartiendo tu misma mesa, pero a decir verdad, ver al perro que estaba dando vueltas a la farola sin descanso, era más entretenido que esperar a que te hablase la pared sin comentarios arrogantes...
Así estuve entretenida hasta que el perrillo se cansó de ver que lo único que conseguía era marearse. Después de dar unos pequeños golpes al cristal para llamarle la atención en vano, me vi obligada a girarme de mala gana debido a unos suaves ruiditos provocados por un tenedor contra un vaso de cristal prácticamente vacío.
Esperaba algún comentario arrogante, o puede que uno sobre lo obvio, alguno insufrible, incluso grosero. Uno de esos comentarios que solo sirven para que te entren por un oído y te salgan por el otro, pensando que de lo único que pudo servir, fue para gastar saliva.
Pero no, esperé mal. Dentro de mis posibilidades no se encontraba un silencio acompañado de una mirada que con un simple movimiento dedujese el hecho de "¿nos vamos ya?"
Tras poder observar que su plato también estaba vacío, respondí levantándome de mí asiento esperando a que él hiciese lo mismo.
Antes de hacer lo propio, cogió el vaso y se bebió lo que quedaba de su contenido en un escaso trago. Por mientras, pude observar que, sobre la mesa, se hallaba la cuenta ya pagada. Lo más probable es que la hubiese pedido mientras yo me encontraba absorta contemplando a través de la ventana.
Me dirigí a la puerta, consciente de que me seguía. La abrí y él la sujetó desde atrás para que pudiese pasar.
Cuando al fin estábamos fuera, dejó que se cerrase y empezamos a andar.
-Se ve que estabas muy concentrada en lo que veías por la ventana.
-Ah, ya... Por cierto...
-¿Sí?
-Gracias por invitarme.
-De nada...
Seguimos andando al mismo ritmo, en silencio, hasta que después de unos minutos, empezó a hacerse molesto.
-...La comida a estado un tanto silenciosa. Esperaba que mi invitada abriese la boca aunque fuese para quejarse...
Ya empezaba. Aunque la verdad, es que era en parte cierto. Al menos podría intentar no mostrarme tan borde, después de que me hubiese invitado a comer sin esperar nada a cambio. Era lo menos que podía hacer.
-Si... Es verdad, no te lo pudo negar. No me puedo quejar si la comida me ha salido gratis. Así que no puedo abrir la boca para ello.
-También puede ser porque mientras comes, es de mala educación abrir la boca. Y si lo único que haces es engullir, poco puedes hacer.
Sonríe pícaramente mientras observa como mi cara va enrojeciendo poquita a poco a medida que voy pillando la indirecta.
-...Pues si te vas a quejar tú, mejor cállate, porque quién ha decidido invitar a esta "glotona" has sido tú y tú has sido quién ha pagado todo lo que ha comido servidora, que por cierto, te recuerdo, que me ha salido gratis por no hacer nada.
Puede que sonase más arrogante de lo que me hubiese gustado que sonase, aun que no pude evitar sonreír abiertamente, pensando, que después de todo, había podido comer y comer sin gastar un duro.
-Tienes razón, pero... eso de gratis... vamos a dejarlo, porque otra cosa es que aun no te haya dicho como quiero que me pagues esta supuesta "invitación" y ya das por hecho que lo hago por ser buena persona.
Se detuvo mientras esperaba a algún gesto, mueca o palabrilla suelta que mostrase que le estaba escuchando. Cosa que, lo único que consiguió, fue un ceño fruncido en una mirada con cierta indignación y algo más de duda dedicada a él.
-Se ve que no sabes de lo que hablo...
-No...- Susurré para mí.
No sé si lo llegó a escuchar o simplemente lo había ignorado o, no fue escuchado, que era lo más probable. Aun pudiendo ser alguna de las tres, él se paró con brusquedad. Dejó de caminar, cosa de la que mi di cuenta unas milésimas de segundo después.
-Dime... dime el nombre que te sabes.
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Between Life and Death
FantastiqueBienvenido/a a tu nueva vida. Ya sé que no te acuerdas siquiera de tu nombre, pero no hay tiempo para explicaciones, así que te diré lo esencial: ~El Nuevo Mundo comenzará después del "Principio del Fin." Los ángeles y los demonios llevan en guerra...