C23: 3:00 a.m.

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Corría por los pasillos del Instituto con miedo, sabía que estaba escapando de algo pero no sabía lo que era.

Era un pasillo largo y cada que me acercaba, cada vez se iba haciendo más y más largo.

Oigo pasos corriendo detrás de mí y eso hace que corriera más rápido de lo que ya estaba haciendo. Abro la puerta del pasillo al llegar y la cierro con seguro quedándome recargada de espaldas en ella. Mi respiración era entrecortada y no podía ver nada por la obscuridad de la habitación.

Me fui acostumbrando más y más a la obscuridad y pude notar que al fondo había una silla con alguien sentado en ella, me acerqué lentamente a la persona con cuidado de no hacer ruido, pero me paré en seco al verla bien.

Era una chica atada a la silla con el pelo despeinado y el maquillaje corrido, llevaba puesto su disfraz a medias y tenía la boca vendada con golpes en la cara lo que la hacía ver destrozada.

Era yo.

Avance un paso más pero ella me sintió y volteo asustada a mi, una mueca de confucion apareció en su rostro igual que la mía.

Quise decirle algo pero en el momento que quise hablar se empezó a revolotear en la silla y a tratar de gritar con la venda en la boca.

-¿Qué pasa?- pregunté.

Trataba de desatarse y seguía gritando. Note que no me miraba a mi, veía al fondo de donde yo venía.

Voltee lentamente haciendo caso omiso a su advertencia y lo vi, era el hombre de máscara blanca con el collar azul en la mano y una pistola en la otra apuntando hacia mi.

-¡AAAAGGGGHHHH!- grite a todo pulmón levantándome de mi sueño.

Estaba sudorosa y estaba temblado por miedo.

-¿Nana?- Apareció Hanna por la puerta de la enfermería.

Seguía con la respiración agitada y no podía hablar.

Hanna corrió hacia mí y me abrazo haciendo que me calmara un poco.

-¡REGRESASTE! ¡REGRESASTE!- empezó a gritar.

-¿Cómo que regrese?- batalle en decir.

La separe de mí y pude notar lágrimas en su rostro lo cual me hizo estar confundida.

-Estuviste una semana inconsciente.- me dijo.

Abrí la boca muy grande sin saber qué decir.

¿UNA SEMANA? ¡NI SIQUIERA ME CUERDO HABERME DORMIDO!

Seguía con la boca abierta, lo último que me acuerdo fue la noche de la fiesta de Halloween,
a Nathaniel donde lo besaba, también a Scott... ¡ESPEREN SCOTT!

-¿Dónde está Scott?- me apresuré a preguntar.

Una sonrisa salió de la boca de Hanna y eso hizo que me arrepintiera de preguntarle.

-Tranquila el está bien, despertó a las tres horas de haberse desmayado, el no se golpeó la cabeza.- me acarició mi cabeza.

-¿Qué?- pregunté confundida.

-¿Enserio no recuerdas nada?- negué con la cabeza.- Bueno yo no supe bien lo que pasó, solo sé que si no fuera por Scott ahorita estuvieras muerta.- Ironizó.

Abrí los ojos como platos.

-El té salvo Nana.- sonrío.

No pude evitar sonreír al escuchar esas palabras salir de la boca de Hanna, me sentí segura y satisfecha, al final no fue una mala noche después de todo.

Instituto WhitmoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora