Me acuerdo de aquella tarde en la que me tapaste los ojos y me llevaste a aquel parque. A nuestro parque.
Cuando te pregunté que a dónde me llevabas me susurraste al oído 'ya lo verás, por una vez déjate llevar'.
Lo que sentí no lo sé explicar con palabras. Fue una de las mejores sensaciones de mi vida, tu aliento chocándome en la oreja, tu colonia embriagándome totalmente y ese frío de otoño que lo único que conseguía era que me acercara un poco más a ti.
Cuando llegamos a la cima del parque me quitaste la venda de los ojos y lo que vi fue lo más bonito del mundo.
Tú solo querías que viera ese paisaje. Lo bonita que era nuestra ciudad por la noche, que viera como las luces brillaban a lo lejos. Pero yo únicamente pude quedarme embobada viendo tu sonrisa, mientras tú me mirabas y me decías que no perdiera el tiempo mirándote, que disfrutara del paisaje. Créeme, no estaba perdiendo el tiempo.
Desde entonces ese rincón se convirtió en nuestro.
ESTÁS LEYENDO
¡Quédate! Y ya veremos...
Short StorySentía que a mi vida le faltaban colores, todo era blanco y negro, y de vez en cuando, había algún gris. Sin embargo, contigo fue como si me hubiese puesto esos tacones azules. Como, si de repente, algo dentro de mí comenzara a brillar. Comencé a ve...