ONESHOT

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Ella corría para estar sola. Después de enojarse, eso era lo único que quería... Un lugar donde pudiera desahogarse en silencio.

Caminó con rapidez y pasos pesados hacia aquel lugar que solo le pertenecía a ella.

Ese patio detrás del edificio abandonado.

No le importaba que estuviera lloviendo, sentía que el agua calmaba un poco esa ira que tenía dentro. Agradecía las gotas de lluvia, que disfrazaban las lágrimas que tanto luchaba por ocultar, no le gustaba que nadie la viera llorando, no le gustaba ser débil.

Le cansaba que nadie la escuchará, ella solo quería hacer las cosas bien y nadie le prestaba atención, eso la frustraba. Además de eso, tenía tanta presión sobre ella, la presión de hacer las cosas en su perfección, la presión de ser la mejor.

Solo necesitaba llegar al patio y reflexionar, pero cuando llegó al lugar, un intruso estaba ahí.

Al principio se molestó -además de que se asustó, aunque no lo quisiera admitir- y estaba a punto de gritarle que se largara cuando la sombra se movió.

Un movimiento ligero, una vuelta.... Un movimiento que la dejó inmóvil.

Era una figura alargada, bastante alto y flaco. Bajo la tenue luz de la luna, no podía ver su rostro, pero si su silueta, la cual era alumbrada cálidamente.

Él miraba hacia arriba, haciendo que los bordes de su perfectamente marcada mandíbula fueran iluminados por la luz. Tenía el cuello estirado, y las gotas de lluvia bajaban a través de él.

Movió, con dificultad, la mirada a sus hombros, anchos y definidos, encajando afinadamente en toda esa silueta perfecta.

Su ropa estaba empapada, por lo que la camisa que traía, negra, todo lo contrario al color plateado de su cabello, estaba pegada a su cuerpo. Sus abdominales se marcaban ligeramente entre las arrugas de la ropa. Un pantalón ajustado en sus largas piernas, y unas tennis grises manchadas por el barro.

Tenía unos audífonos grandes alrededor de sus orejas y estaba tan sumido en la melodía que no la oyó llegar.
Él estaba bailando, y su baile, reflejaba todo lo que dentro de ella se encontraba.

Ese baile, bajo la lluvia, estaba repleto de tristeza.

Aunque él no llorara, su baile lloraba por él.

Sehun se molestó con Chanyeol y Baekhyun y salió enfadado de la casa. Sabía que en realidad ellos no tenían la culpa, pero quería que lo dejaran bailar. Si bien el cantar era parte de lo que tenía que hacer, no era su pasión real, el baile lo era.

Aun así, sabía que necesitaba cantar... pero por más que se esforzaba, no podía hacerlo tan bien como ellos; esa era la real razón por la que no quería cantar.
Se decía a si mismo que no le gustaba, cuando en realidad solo se había rendido...

No estaba enojado con sus hyungs, estaba enojado consigo mismo por ser tan débil. Como el maknae, a veces sentía que debía sobre exigirse para poder estar al lado de sus mayores. Por supuesto, tenía la ventaja de ser tan sexy, él mismo lo sabía, y bailaba muy bien. Aún así eso no era suficiente.

Estaba caminando en busca de algo de comer cuando la lluvia comenzó a caer. No le gustaba mojarse, le gustaba como estaba su cabello hoy, por lo que corrió a buscar un refugio y lo encontró en un edificio abandonado.

Se sentó a esperar que pasara la lluvia, pero cada segundo que el reloj marcaba, se tornaba en un pensamiento más, en una culpa más, y eso lo estaba volviendo loco. Subió el volumen y comenzó a bailar. Esto lo relajaba, lo despejaba, esto era lo que le gustaba.

Down the Rain- SehunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora