¿La Peor Apuesta?

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–Rubius... por... favor... que los chicos están... afuera...- decía entre jadeos Miguel mientras hacía el grandísimo esfuerzo de mantener el equilibrio, pues sus piernas se convertían en gelatina ante los encantos de la lengua de su amigo, quien estaba encima de él besando sus labios y después su cuello, al sentir las manos de Rubén deslizarse bajo su camisa, sentía su piel arder y cada vello de su cuerpo erizarse; esa era la debilidad de Miguel... el tacto de Rubén.

–Oh, vamos.- susurró el castaño en el oído de Miguel. –Sabes que lo deseas...- dijo y Miguel tragó saliva dificultoso. Así era. Quería. Lo deseaba. Y aquel mordisco en su lóbulo fue suficiente para que Miguel cayera en su trampa. Enredó sus brazos alrededor del cuello de su amigo y lo acercó a él para darle un apasionado beso.

La relación que ellos tienen jamás ha sido normal, no es más que una amistad para unos, un noviazgo que simplemente se está aplazando para otros. No tenían etiqueta, simplemente se demostraban lo mucho que se quieren cada oportunidad que tienen. Dichas muestras de afecto iban subiendo de tono, al punto en el que ninguno de los dos podían resistirse al contrario y últimamente, Rubén era uno de ellos.

Miguel, Rubén y sus demás amigos; Abraham, Frank y Luzu se encontraban en una de las tantas quedadas que hacían cada sábado y esta vez era el turno de estar en la casa de Alex. 

Conversación amena con amigos con los cuales se la pasaban de lo mejor; nadie podía pedir más. Necesitaban este pequeño 'break' antes de partir, unos se iban a Londres, otros a Nueva York y a otros lugares. Entre cervezas y demás bebidas, la vejiga de Miguel fue llenándose así que soltó su botella y se disculpó por un momento. Rubén, quien se encontraba sentado justo del otro lado de Miguel, no dejaba de mirarle detenidamente hasta que la silueta del morocho desapareció.

–Pero es que hay que ser tonto para no darse cuenta.- dijo Frank mientras daba un pequeño codazo a Luzu.

–¿Qué hablas?- preguntó él y Alejandro alcanzó a escuchar mientras se sentaba junto a ellos en el lugar de Miguel.

–Sí. ¿Qué dices?- preguntó el pequeño y Frank levantó ligeramente su barbilla hacia Rubén, quien no se percataba de que sus amigos se daban cuenta la manera en que miraba a Miguel. –¡Parguelón!- gritó Alex mientras arrojaba unas cuantas rocetas de maíz hacia Rubén, haciendo que este dé un pequeño salto.

–¡Eh! Serás gilipollas.- rió Rubén mientras se ponía de pie. Alex sospechó enseguida lo que todos estaban pensando.

–¡Hey!- dijo poniéndose de pie también, sorprendiendo a todos. –Ni se te ocurra, Doblas.- advirtió mientras le señalaba con el dedo índice. –En mi casa no, cabrón.

–Pero, ¿qué dices, subnormal?

–A tu novio te lo follas donde quieras, menos aquí.- advirtió de nuevo mientras tomaba asiento de nuevo. Rubén fingió sentirse ofendido ante la advertencia y los demás rieron.

–¿Qué se ríen ustedes, caramierdas?- frunció el ceño el castaño.

–Es que...- comenzó Luzu. –... digamos que no es la primera vez que vemos esta escena, Rubius.

–Primero en mi casa, tío.- continuó Abraham. –Arruinaron el lavabo de mi baño, ¿lo recuerdas?- y Rubén sonrió ante el recuerdo. Fue la primera muestra de afecto "subida de tono". Mangel le folló la boca como nunca, este trataba de mantener balance en aquella pequeña habitación. Colocó una de sus manos en el lavabo y la otra en el pomo de la puerta, pero aquella posición no fue suficiente para el castaño, así que apretujó el culo de Miguel y lo levantó para ponerlo encima del lavabo para segundos después escuchar un crack e inmediatamente comenzar a empaparse.

Mi Peor Apuesta ~ »The Longest 72 Hours in Rubén's Life« [Rubelangel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora