Un Baño en el Arroyo

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"Entonces, tú debes de ser Legolas." 

No hubo respuesta por parte del pequeño elfling de cabello dorado. El príncipe más joven del Bosque Negro seguía mirando a la alta señora de los elfos de Lórien con asombro, con la boca bien abierta. Riéndose, ella se agachó con gracia sonriendo ante los ojos plateados bien abiertos del príncipe. 

"¿Qué te pasa, pequeño? ¿Te comió la lengua el gato?" 

Legolas parpadeó. 

"No. ¡Pero usted es muy bonita!" -­dijo inocentemente. 

Al escuchar esto, todo el mundo a su alrededor se echó a reír. El bello rostro de Legolas se sonrojó al instante. Avergonzado, bajó la mirada, observando sus pies. 

"¿Qué pasa? ¿He dicho algo malo?" 

Entrecerrando los ojos hacia su marido y los demás, Galadriel ahuecó las mejillas de Legolas con ambas manos y lo besó en la frente. 

"No, mi amor. Eres muy amable por decirlo. Gracias. Creo que tú también eres muy bonito." 

El rostro de Legolas se iluminó. 

"¿De verdad, mi señora? ¿Eso crees? ­-pero luego hizo una mueca-.­ ¡Pero eso sonó como si fuera una doncella!" 

Esta vez, Galadriel se rio en voz alta con su encantadora voz. 

"¿Una doncella? ¡Por supuesto que no! ¡Te pareces más a un pequeño bribón! Un pequeño bribón encantador" ­-dijo ella, pasando los dedos por su pelo largo y rebelde. Sus trenzas se habían deshecho desde hacía mucho tiempo y un par de ramitas sobresalían entre los suaves cabellos rubios, los Valar sabrían cómo habían llegado hasta allí. Ella quitó gentilmente las ramitas a la vez que Legolas se hacía eco de sus palabras. 

"¿Un bribón? –girándose hacia su hermano, le gritó­-. ¿Lo oíste, Kel? ¡Soy un bribón!" 

Keldarion, el príncipe heredero del Bosque Negro, puso los ojos en blanco y gimió. 

"Temed. Temed todos vosotros" ­-murmuró con horror fingido. 

"Ya yo estoy más que asustado" –respondió Thranduil suavemente mirando al Señor Celeborn. 

Sonriendo, el señor de Lórien respondió. 

"Me das lástima, amigo mío. También entiendo perfectamente lo que se siente teniendo bribones en tu hogar. ¡Porque tenemos dos nietos!" 

Ante la mención de Elladan y Elrohir, Keldarion preguntó: 

"Mi señor, ¿no han llegan los gemelos todavía?"  

"Sí, ya están aquí -­respondió Celeborn-.­ No estoy seguro de dónde están ahora, pero dado que es invierno creo que estarán encerrados en algún lugar del palacio, sintiéndose muy aburridos sin nada divertido que hacer." 

"Entonces voy a ir a buscarlos, si no tiene objeción, mi señor, padre" –dijo Keldarion pidiendo permiso con cortesía. 

"Adelante ­-Celeborn dio su consentimiento­-. ¡Han estado aquí una semana y me empiezan a deprimir sus caras largas! Espero que tu llegada les suba el ánimo." 

"Ven, Legolas" –llamó Keldarion. Riendo, el príncipe más joven corrió hacia su hermano. Galadriel y los dos señores elfos miraban con una sonrisa afectuosa a los dos hermanos mientras se alejaban de la mano. 

"Él es poderoso, tu hijo manyan" –le dijo Galadriel a Thranduil en voz baja, sin dejar de mirar a los príncipes. 

"¿Se refiere a la capacidad de Legolas como sanador o a su encanto por la facilidad que tiene con la palabra, mi señora?" ­-preguntó el rey del Bosque Negro, sonriendo. 

Baño en el ArroyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora