Quisiera ser

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Siempre se considero dentro del grupo de personas que cuando tienen la oportunidad de decir algo, prefieren quedarse callados. De esos invisibles, que nunca encuentran la manera justa de demostrar lo que sienten y piensan, porque siempre les parece la forma equivocada. En el reducido conjunto de personas, que la sociedad parece ignorar por completo. Muy a su pesar, nunca pudo discernir si esta compleja pero insignificante forma de ser se debía a la inseguridad, o a la introversión que pudo notar en si misma a lo largo de toda su vida. Tal vez ambas cualidades se encontraban conectadas y solo habían conspirado en su contra todo este tiempo para hacerla sentir cada vez mas fuera de lugar. Pero si hay algo de lo que estaba completamente segura, era que su forma de sentir no podría compararse a la de ninguna otra persona existente en el mundo. Tenía esa capacidad de sentir todo tan profundamente, que casi le era imposible ponerlo en palabras, tal vez eso explicaba el hecho de que nunca pudo manifestarlo. Podía amar profundamente a una persona, pero jamás iba a encontrar la forma de expresárselo; podía sufrir la más grande decepción, pero la sonrisa en su cara iba a estar siempre presente, al igual que las hojas en el otoño. De todos modos, si bien se sentía muy pequeña en un mundo tan grande, hasta el punto de llegar a creer que nadie notaba su presencia; era consciente – y esto le producía cierta satisfacción - de que no debía darle explicaciones a nadie sobre como actuaba, porque no muchos lo notaban.  

En diversas situaciones se detenía a pensar como seria su vida si fuera todo de otra forma. Si todo eso no le afectara, si fuera tan solo un poco más fuerte, más segura. Tal vez  todo sería mejor, o diferente, pero no sería ella. Ya no sería la misma y eso le apenaba, perdería su esencia, pero tal vez la verían de otra forma, LA VERIAN. Esa idea daba vueltas por su cabeza en ocasiones, pero cada vez se hacía más recurrente. ¿Frank la vería? Definitivamente la veía, pero no de la forma en que ella lo veía a él. Llevaban ya un largo tiempo siendo amigos inseparables, desde aquel día en el que por una broma entre amigos se atrevieron a hablarse. De a poco esas charlas se volvían interminables, y con el tiempo, pasar un día sin hablar era algo fuera de lo normal. Disfrutaban al máximo cada momento que pasaban juntos, y cuando no estaban juntos, buscaban la forma de hablarse. No dudaba ni un momento al afirmar que adoraba el hecho de tenerlo cerca, pero el saber que la forma en que ella lo amaba superaba cualquier otro sentimiento en el mundo, y que él no sentía lo mismo, le provocaba cierta angustia. Ella era capaz de demostrar fortaleza frente a cualquier circunstancia, pero cuando se trataba de Frank se volvía totalmente débil.

Si solo eran amigos, ¿Cómo le explicaría todo lo que sentía por él? No, era algo a lo que se negaba, el jamás se enteraría o lo perdería para siempre y esa era una idea que no era capaz de tolerar. Nunca se perdonaría si a causa de sus sentimientos lo alejaba, el era su cable a tierra, lo que la mantenía erguida pese a cualquier obstáculo, era la persona que la hacía sonreír cada día con tan solo mirarla, la que la hacía sentir protegida con un abrazo. El la hacía sentir especial, algo que nunca había sentido antes y sin importar las razones no podía dejarlo ir, no debía dejarlo ir. Después de todo, ¿Quién dejaría ir a quien ama? Si retener sus sentimientos le permitiría mantenerlo a su lado, entonces era un precio que estaba dispuesta a pagar.

Se levanto esa mañana con la firme decisión de cambiar todo lo que sentía para mejorar su situación. Obviamente en vano, ya que no podía dejar de amarlo teniéndolo tan cerca, pero valía la pena intentarlo. Si bien era una decisión que la angustiaba, iba a hacer lo posible para que no se notara, así el no se preocuparía. Cuando lo vio llegar, sintió una mezcla de emociones indescriptibles, por un lado quería correr a abrazarlo, pero por el otro luchaba contra sí misma para mantenerse firme y evitar todo aquello que diera lugar a más confusiones en su cabeza, definitivamente no necesitaba más razones para quererlo y tampoco las iba a buscar. Se limito a saludarlo agitando sutilmente su mano, pero él no iba a conformarse; cada mañana la saludaba con un gran apretujón con esa euforia que lo caracterizaba, y esta no iba a ser la excepción. Por dentro, se repetía a si misma que debía contenerse y no dejar que todo eso la confundiera aun mas, recibió su abrazo con satisfacción y alejándolo unos centímetros, lo miro indiferente y le pregunto cómo estaba. Como negarlo, el la conocía a la perfección y noto al instante que algo ocurría.

-Uhmm... Esa mirada apagada, saludo frio y distante... A ti te pasa algo, no intentes negarlo… ¿Qué ocurre? – le dijo, tomándola con suavidad de sus hombros. Como era de esperar, no supo que contestar. Rebusco en su cabeza alguna respuesta que lo dejara conforme y que no lo preocupara.

-Pensando mucho, otra vez…Ya pasara. - fue lo único que le salió decir. Obviamente él le creería, conocía que esa era una cualidad que la caracterizaba, solía pasarse horas pensando sobre diferentes cuestiones que afectaban su vida y eso la preocupaba. La miro y con una gran sonrisa intento despejarle la mente, como solo el sabia hacer.

-Te amo, ¿sabías? – le dijo, desviándose del tema. Definitivamente no sabía lo que provocaba en ella. La hacía volar, la transportaba a otro mundo donde absolutamente todo era perfecto, un lugar donde no había confusiones, sentimientos fuera de lugar, ni miedo. ¿Acaso ella estaba confundida? No sabía a ciencia cierta si sus sentimientos hacia el estaban fuera de lugar, pero el miedo que tenia de perderlo era su más grande certeza. Él le repetía una y otra vez que jamás iba a alejarse de su lado pero de una u otra forma ella le concedía el  lugar a la duda. ¿y si el encontraba otra persona que lo hiciese sentir especial? Una persona que le diera todo lo que ella no podía, que sea la razón de su sonrisa de cada día, que lo “hiciera volar”… pensar sobre eso la aterraba, porque si él se alejaba ella volvería a ser invisible. Además, se sentiría frustrada y más pequeña aun si llegara otra persona y le arrebatara a SU Frank, ¿Cómo iba a aceptar que viniera otra persona como si nada y se llevara lo que más quería en el mundo? No iba a permitirlo.

-También te amo, Frank. – No se imaginaba cuanto. 

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⏰ Última actualización: Jun 24, 2013 ⏰

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