Cuatro días después de que mi mamá duerma en el hospital, le dieron el alta y volvió a casa. Te imaginarás que la familia estaba feliz y todos celebramos con una cena y champagne, pero la única cena que estamos teniendo es una con la familia Simone. La familia de Tobias y la mía ha tenido relaciones comerciales desde antes que yo naciera. Ellos se dedicaban a la teoría por así decirlo ya que tenían los laboratorios y nosotros a la práctica porque tenemos las fábricas. Estamos cenando en el comedor de mi casa y la tensión podría cortarse con un cuchillo. Tobias toma mi mano por debajo de la mesa.
-Carlos- mi mamá llama al papá de Tobias- Juro que lo vi salir de la sala común con una mujer joven.
-Silvia, yo te creo- se aclara la garganta- el problema es que no es tan fácil acusar a un Anchorena.
-No hay evidencia más que tu declaración- acota Nora, la mamá de Tobias.
Carlos viajo desde la otra punta del país sólo para tener esta cena y discutir que haremos a partir de ahora. Nora y él no se ven desde el divorcio y eso algo que agrega más tensión al ambiente. Nora es castaña de ojos azules, muy bonita y muy elegante, su hijo tiene su mirada. Carlos es moreno de ojos azules también y es un hombre que inspira confianza y su hijo obtuvo su altura y tono de piel.
-¿Vamos a dejar que sus intentos de homicidio continúen?- pregunta medio sarcástico Noah.
-Tienen que empezar a pensar cómo ellos, que alguno se infiltre- sugiere Tobias.
-Ellos se darían cuenta, nos conocemos entre nosotros- dice mi papá y Tobias ríe forzosamente por lo bajo, todos lo miran.
-Yo no hablaba de cualquier persona- me mira y frunce el ceño. No entiendo que quiere decir, al igual que los demás- Savanna tiene a ese bastardo como un perro con la cola entre las patas.
Todos me miran fijamente y Noah y Tobias se miran, mi hermano empieza a reír.
-¿A qué te referís?- le pregunto intrigada.
-Está enamorado Savanna- me responde mi hermano y mi novio se remueve incómodo en su silla cambiando su mano a mi pierna.
Eso es imposible, es decir, solo teníamos sexo y nunca hablábamos, sólo en el colegio cuando teníamos que fingir que éramos novios para los que nos caían mal. Ni siquiera éramos amigos con derechos, porque tendría que existir un factor base para ello: una amistad.
-Tobias eso es imposible, él no me conoce- le digo y él frunce los labios enojado, probablemente recordando como lo golpeó la otra noche.
-Querida los hombres se enamoran de lo que creen que ven en una mujer- dice su papá- Si son lo suficientemente bellas para ellos y lo suficientemente agradables.
Yo simplemente no puedo tolerar esto. Osea, ¿Qué es esto?¿ Mi propio novio me está entregando al enemigo?.
-¿Y qué esperan que haga con esa información? - pregunto violentamente.
-Nada Savanna- dice mi padre enojado que se levanta de la mesa- Vos no sos una zorra barata, sos mi hija.
-Querido por favor- dice mi mamá siguiéndolo a las escaleras.
Yo también me levanto confundida y enojada, pero Tobias se levanta a mi lado y me toma del brazo suavemente.
-Vamos- me dice y me lleva a la entrada donde toma las llaves de su auto- Tenemos que hablar.
Viajamos en silencio por la costa y llegamos a mi playa donde nos confesamos. Bajamos al bar que siempre está abierto y a está hora de la noche, la gente comienza a llegar para beber unos tragos. Nos sentamos en una mesa y pedimos Mojitos.
-Esto no es un juego Savanna- dice serio y toma mi mano- tu vida está en riesgo y yo no voy a permitir que lo esté por más tiempo.
-¿ Y voy a protegerme seduciendo a los Anchorena?- pregunto corriendo un mechón de pelo de mi cara que vuelve a caer sobre mis ojos.
-Nada te va a pasar, si hay uno de ellos que es fácil de controlar es Zeque, siempre voy a estar ahí creeme- dice él poniendo el mechón detrás de mí oreja y acariciando mi rostro, lo cual me tranquiliza un poco. Asiento y sonrío.
-Ya vengo- dice sonriendo Tobias que se levanta para ir a reclamar nuestras bebidas.
Un chico de unos 25 años se me acerca sonriendo y yo pretendo que me llaman por teléfono para alejarlo y funciona. Detrás de él, veo algo interesante: Zeque hablando con una chica de pelo negro y bronceada pero tiene la cara y el escote cubierto con un pañuelo negro.
-Acá están nue...- dice pero lo corto con la mano en la boca y corro su cabeza con la mano a un costado haciendo que los dos bajemos nuestras cabezas para que no nos descubran-¿Qué pasa?- susurra.
Zeque se despide de la chica con un beso en los labios y ella sube por las escaleras para irse, pero en la cima se tropieza y se raspa la rodilla.
Le hago una seña a Tobias para que me siga al baño y cuando llegamos ahí, empiezo a respirar. -¿Qué fue todo eso?- pregunta exaltado.
-Zeque estaba ahí con una chica, se veían sospechosos- le respondo y él asiente- Tenes que irte, es hora de poner el plan en marcha.
Tobias se acerca y toma mi rostro con las dos manos, mirando mis ojos. Maldito, a veces siento que podría derretirme bajo sus manos.
-¿Estas segura Savanna?- me pregunta suavemente y yo asiento. Él me besa atrayendome hacia él por la cintura. Me suelta y me besa la frente para irse.
Me miro al espejo y como no traje mucho maquillaje en mi bolso, me pongo delineador y Rimel antes de salir. Volvió la zorra.
Camino contoneando mis caderas atrayendo la atención de los hombres, me dirijo a mi mesa y tomo los dos Mojitos que habíamos comprado. Busco a Zeque con la mirada y lo encuentro charlando con dos chicas en la barra, así que me acerco levantando una ceja cuando me ve y una sonrisa perversa aparece en su rostro.
-Savanna bellisima- me saluda con un beso en la mejilla, prácticamente empujando a las otras chicas que miran enojadas.
-Zeque- digo acariciando su brazo-¿Nos sentamos?.
Caminamos hasta una pequeña mesa frente a una ventana próxima a la calle. Él baja su mano por mi espalda hasta su parte más baja y se sienta.
-¿Dónde está ese mediocre novio tuyo?- me pregunta levantando las cejas perverso. Que asco que me da este tipo por dios.
-Quien sabe, esta noche no importa- digo apoyándome sobre la mesa haciendo que mis senos que hinchen.
-Es encantador verte, ¿Qué te trae esta noche acá?- pregunta tocando mi pierna debajo de la mesa.
-Aburrimiento- digo mordiendo mi labio- ¿Tenes algo interesante de que hablar o algo que mostrarme?- le pregunto poniendo en marcha el plan.
Él sonríe de lado y se acaricia el pelo.
-Veni más tarde a mi casa preciosa- dice y me besa en los labios para luego irse del bar.
Corro al baño a limpiarme la boca
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Como ser una zorra.
Roman pour AdolescentsMi vasta experiencia acerca del genero masculino y femenino me dan un titulo profesional de como ser una gran ZORRA. Me siento orgullosa de serlo, me da cierto poder femenino sobre los hombres y es todo lo que las mujeres siempre quisieron, las que...