Hola. Me llamo Rosario, y voy a intentar contarles una historia. La historia de cómo, algo tan insignificante como una sala de chat cambió mi vida. Si bien en la escuela me enseñaron el abecedario, a conjugar los verbos y en definitiva a armar frases y párrafos que tuvieran un contenido coherente, eso no quiere decir que realmente sepa escribir, así que espero que sepan disculpar si en algún momento mi historia se vuelve un poco densa, o quizá recargada de descripciones o por el contrario le faltan cosas para hacerla más clara e interesante.
Tengo 20 años, y esta historia comienza unos 4 años atrás, así que por aquel entonces tenía 16. Era una chiquilina muy introvertida, pero con un grupo grande de amigas, chicas que había conocido en el liceo. Ese año había entrado en el preparatorio científico, con el cual me había separado un poco de muchas de esas amigas por las distintas orientaciones que tomamos, y en particular me estaba sintiendo un poco desplazada por una amiga, a la que llamaré Juanita González, supongo que ese nombre es lo suficientemente genérico...
Me conectaba a Internet muy seguido, de nochecita. Una de esas noches me encontraba chateando en el canal Uruguay en IRC, cuando alguien con un nombre bastante particular, "chica-bi", me envió un mensaje. Pensé un poco si responderle o no, me dije quién sabe en qué me meto, pero rápidamente comenzamos a hablar. Me hizo cuestionarme, algo que hasta ese momento no me había animado a hacer. Me hizo preguntarme si no tenía curiosidad, si no había alguna chica que me gustara...y me di cuenta que lo que sucedía con Juanita era que realmente me gustaba.
Así comenzó una época, en que al tiempo que iba aprendiendo y leyendo cuanta cosa (cuentos, artículos, sexualidad o lo que fuera) encontraba en Internet sobre lesbianismo o bisexualidad también me lamentaba y hasta lloraba porque no sabía cómo decirle a Juanita lo que sucedía. Juanita para peor muchas veces me tomaba el pelo (o me lo había tomado hacía un tiempo) con cosas como "dormimos en la misma cama cuando nos vayamos de vacaciones" entre otras. Según mi novia, Juanita es una histérica a quien le gusta que todo el mundo esté embobado con ella, pero que no se engancha con nadie.. es posible que Q (evidentemente mi novia no se llama así, pero en una época se conectaba a Internet con ese apodo, así que supongo que está bien decirle así) tenga algo de razón.. yo particularmente creo que es una "hacedora de lesbianas", si es que ese término existe. De todas formas hoy en día Juanita conoce a Q, y mi relación con ella no ha cambiado por mi orientación sexual, seguimos siendo muy amigas.
Solía entrar a los salones de chat de "El Sitio", y ahí fue donde conocí a Q. Al entrar a una de estas salas, toda mujer con la que hablaba preguntaba si era lesbiana o bisexual, a lo cual yo respondía que no sabía, que entraba ahí para que me contaran cosas sobre cómo se sentían cuando se dieron cuenta que les atraían las chicas. Mi respuesta no resultaba interesante a la mayoría de estas chicas, era algo así como ir a un baile y cuando alguien te invita a bailar decís que no porque en realidad no sabes muy bien qué es lo que estás haciendo ahí. De todas formas, mi respuesta resultó interesante a Q, probablemente porque a ella le sucedía lo mismo también.
Yo tenía ICQ, pero Q me había dicho que no tenía, por lo que me olvidé rápidamente de ella. Hasta que un día, me llegó un mensaje de alguien que no conocía a mi ICQ. Era Q, tenía otro nombre, y por suerte había dado con mi dirección de ICQ buscándome por mis características. Las casualidades existen, no digo que no, pero mirándolo de lejos, lo que pasó no creo que lo haya sido. Ella buscó, y pensaba llamar solamente a la primera Rosario(o quizás me buscó por mi nick, no lo recuerdo bien) que tuviera mi edad y que estuviera conectada en ese momento, si es que había alguna.. y esa era yo. ¿Cuál era la probabilidad de que eso ocurriera?
Hablamos varios meses con Q vía ICQ, siempre sin conocernos, ni siquiera la voz, pese a que vivíamos en Montevideo, que es una ciudad chica, y solamente a unos 15 kms. de distancia. Es claro que chateando más de una hora todos los días, llegamos a conocernos como si fuésemos amigas de toda la vida. Me gustaba muchísimo hablar con ella, y hasta la extrañaba si un día no me conectaba. Nos enviamos fotos nuestras, realmente no podía saber si ella me gustaba, porque me había enviado una foto en la que tendría ocho años...