Mi corazón se desbocó, iba a desfallecer en ese mismo momento, pero me obligué a disimular y pasar en dirección al salón. No quería mostrar ningún sentimiento, dado que si no me descubrirían. Mery me lanzó una mirada pícara y con poca vergüenza me dijo.
-Qué bueno está el tal Liam.
-Dios Mery, sácame de aquí- susurré. Menos mal que Liam seguía con mi hermano en el hall charlando, no tenía ni idea de cómo dirigirme a él, y mucho menos de qué hablarle. Era un manojo de nervios.
Oímos unos pasos.
-Bueno chicas, este es mi amigo Liam. Hann, tú ya le conocías de antes, pero no creo que te acuerdes.- dice Matt.
-Por desgracia tu cara no me suena de nada- dije secamente. Me aproxime y le di un beso en cada mejilla, aproveché para susurrarle al oído- Tenemos una conversación pendiente.- Él asiente y me retiro sonriendo. Su perfume es el mismo que tenían mis sábanas esta mañana.
Toda esta situación me resultaba irónica, justo tuve que acostarme con el amigo de Matt, como si no hubieran más hombres en la ciudad. En cambio, Mery aprovechó que estaba sumida en mis pensamientos, para coquetear con él.
-No sabía que Matt tuviera amigos tan guapos. De haberlo sabido antes, le hubiera pedido que me llevase a una fiesta con sus colegas.
Liam sonrío incomodo, y nos advirtió de que era hora de comer, por lo que nos dirigimos a la cocina. Olía a quemado.
-¡Oh no! ¡El pollo!- chilló Liam.
No pude evitar reprimir una carcajada, como me miró mal tuve que morderme el labio. Corrió hacia el pollo, antes de que se diera cuenta de que sus manos no estaban protegidas por los guantes, lo sacó abrasándose la mano.
Todos parecían estar alarmados, mientras que yo volví a reírme, y esta vez con más intensidad. Incluso a él pareció hacerle gracia.
Finalmente, acabamos por pedir una pizza. Estuvimos bastante aburridos hasta que llegó el pizzero, para mi sorpresa, el pizzero era más que guapo, así que no perdí mi oportunidad, y fui a tirarle los trastos. Él pareció no incomodarse, y me siguió el juego. Pasados unos minutos me dijo que tenía que marcharse, y cuando lo hizo, no sin antes haberse llevado mi número, cerré la puerta, me di la vuelta y me encontré con los rostros de mis amigos. Todos se reían, ya que estaban acostumbrados, excepto Liam que me miraba atónito.
-No parece que pierdas el tiempo.- exclamó.
-Nunca lo hace.- le respondió Matt riéndose a carcajadas.
Entre bromas y pizza pasamos la tarde.
Llegó el momento de la despedida, pero no podía irme sin antes hablar de lo que había pasado la noche anterior, estaba demasiado borracha como para recordarlo.
-Tenemos que hablar- le dije.
-¿Es sobre lo que pasó anoche?- me preguntó.
-Sí, iba demasiado borracha como para acordarme de algo.
-¿Cómo no puedes acordarte? Con todo lo que hicimos.
-No me sorprende, sabiendo como soy. Pero quiero saber cómo acabaste en mi casa.
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Y entonces tú.
Teen FictionHanna y Matt Goldman son unos hermanos rebeldes de 19 y 20 años, que reniegan de sus padres y deciden mudarse a Miami con su mejor amiga Mery Weavon. Lo que Hanna no sabe es que terminara por enamorarse, algo contradictorio para ella ya que no es la...