Prólogo

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Dicen que el amor es masoquista, pero creo que se equivocan, el amor no es masoquista, lo son las personas, estan tan desesperadas por sentir amor, que creen, tal vez, que amor es sinónimo de dolor, y soportan daños de todo tipo para no dejar de sentir aquello que tanta felicidad les da, sin tomar en cuenta aquello que les quita, el amor es como una droga, y desafortunadamente todos somos drogadictos.
Durante mi adolescencia crei ser inmune a ese sentimiento, yo lo dominaba, no el a mi, pero no era esa la verdadera razón, no rechaze a tantos chicos porque simplemente así lo quería, fue porque no eran los indicados, eso no lo sabía, hasta que llego él, fue cuando supe porque no me volví adicta a la droga llamada amor antes, nadie nunca logró lo que el, el era capaz de hacer que mi corazón se acelerara con una simple mirada, me tocaba de una forma tan suave, como si yo fuera lo más delicado del mundo y temiera romperme, sin embargo tambien estaba esa mirada que me daba, que hacia que mi niña interior se escondiera, me daban ganas de salir corriendo, de ocultarme donde su mirada acusadora no me encontrara, estaban también esos celos precavidos, la desconfianza permanente, las mentiras para evitar sufrimiento, la traición a nuestro nucleo de amistades, el cambiante autoestima de ambos, y muchas otras cosas, todo esto se interponía entre el gran amor inmenso que nos proyectabamos, siempre tuve esperanza, hasta cuando supe, que enamorarme de él solo me causaria dolor, porqué yo, ya estaba masoquistamente enamorada.

Masoquistamente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora